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En París, la elección de la madera frente al hormigón

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De los actuales programas de construcción de viviendas en París, entre el 25 y el 30% son construcciones de madera, según el municipio. Este material renovable es más ecológico que el hormigón.

Torres de acero y hormigón, el zumbido del tranvía, la circunvalación congestionada… En este paisaje urbano del distrito 13 de París, al sur de la capital, un edificio de colores cálidos contrasta con el gris del entorno.

Este edificio de 50 metros debe su color a la madera, un material renovable, elegido para levantar sus estructuras y quince pisos de apartamentos destinados principalmente al alquiler.

El sector de la construcción con madera está en sus inicios en Francia, pero París, ciudad mineral por excelencia, pretende ampliar su uso para favorecer los métodos de construcción “más ecológicos”, a pesar de las reglamentaciones restrictivas y los elevados costes.

“Hemos tomado la decisión política de construir verde en París, sobre todo desde 2020”, recuerda Jacques Baudrier, diputado (PCF) del alcalde de París encargado de la vivienda.

El electo apoya desarrollar “en la medida de lo posible” viviendas “con estructuras y ventanas de madera” o incluso “de piedra tallada”, en detrimento del hormigón y el plástico.

“Madera, tierra, paja”

Respecto a los actuales programas de construcción de viviendas en París, el diputado estima que la proporción de construcciones de madera oscila entre el 25 y el 30%, sin dar cifras precisas.

Todavía dominada en gran medida por el hormigón, la construcción en todo el mundo representa casi el 40% de las emisiones de CO2 si incluimos la vida útil de los edificios y su consumo de energía. El cemento por sí solo genera el 7% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero según la GCCA, la Asociación Mundial del Cemento y el Hormigón.

“En los edificios que estamos en proceso de liberación, a menudo estamos por debajo de los 600 kg de CO2 por metro cuadrado, mientras que un edificio de hormigón estándar genera más o menos una tonelada de CO2 por metro cuadrado”, afirma Jacques Baudrier.

El Reglamento medioambiental RE2020, que fija las normas para las nuevas construcciones en Francia, exige tomar este punto de inflexión desde el 1 de enero de 2022. “Su objetivo es eliminar el hormigón tal como existe actualmente”, señala Christophe Millet, arquitecto y presidente del Consejo Nacional. de la Orden de Arquitectos, para quien “hay que volver al mundo del cuento infantil de ‘Los tres cerditos’: madera, tierra, paja”.

“Si queremos realizar edificios muy ambiciosos de forma ecológica, la madera es hoy imprescindible”, coincide Pascal Gontier, arquitecto y profesor de la escuela de arquitectura París-Malaquais – PSL, que ha creado dos edificios de madera y “cuatro de mezcla de madera y hormigón”. con motivo de los Juegos Olímpicos de París.

Frenos persistentes

Pero construir con madera implica superar muchos desafíos. De hecho, “la madera francesa es cara”, explica el investigador de la Escuela Nacional de Puentes y Carreteras Arthur Lebée. No abunda por falta de un sector desarrollado, a pesar del aumento de la superficie forestal.

En el distrito 13 de la capital, la torre Wood Up cuesta “aproximadamente 2.700 euros el m2”, frente a los “2.300” de un edificio estándar en París, estima su promotor Paul Jarquin (REI Habitat). Para este proyecto, la madera francesa se transportó por vía fluvial, por el Sena.

Pero “buena parte de las obras suelen estar realizadas con madera importada”, señala Arthur Lebée.

En París, la construcción de madera también está sujeta a estrictas normas sobre riesgo de incendio, supervisadas por los bomberos de París. Si es necesario “tomar precauciones”, la madera es “un material seguro, arde a una velocidad muy precisa y perfectamente definida, a diferencia de otros materiales que son mucho más impredecibles”, afirma el arquitecto Pascal Gontier.

Ante normas más restrictivas que en otros países europeos, el Colegio de Arquitectos pide una “evolución de las normativas” así como una “aceleración de los dictámenes técnicos”, mientras que París desea hacer de la capital “la Meca de la construcción verde en Francia”.

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