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Después de varios años de bajos rendimientos y con el deseo de optimizar el terreno de la explotación familiar, un joven agricultor del Gers se dispone a arrancar una parcela de viñedos de 2,25 hectáreas. Luego planea replantar en otra tierra.
Instalado al mando de su miniexcavadora, Ianis Cahuzac trabaja desde primeras horas de la mañana en la parcela de 2,25 hectáreas. La acción se repite, paso a paso. Los Gersois encajan cada enredadera entre los dientes del cubo de zanja antes de levantar el brazo mecánico y quitar las siguientes plantas. El joven agricultor de 24 años arranca las hileras de vides plantadas en un terreno contiguo a un campo en el que ya asoman los cereales sembrados hace quince días.
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Esta parcela fue adquirida en 2019 por la explotación familiar, ubicada en los municipios de Valence-sur-Baïse y Mansencôme. Pero “las hileras de vides están plantadas demasiado juntas, entre cada hilera sólo hay 1,60 metros, frente a los casi 2,8 metros normales”, justifica el joven, mientras sus dos perros retozan entre los pies del Merlot. Más allá de requerir ajustes técnicos, con máquinas específicas, este viñedo planteaba problemas de producción.
Optimizar la tierra agrícola
“Como las vides están demasiado juntas, los rendimientos no son muy buenos y las enfermedades se propagan más rápidamente”, continúa Ianis. “Tenemos más vides y menos producción desde 2019, entre las heladas, que afectaron al 70% del viñedo, y las enfermedades. Este año tuvimos la mejor cosecha, a pesar de la lluvia”. El joven agricultor, que está en proceso de implantación, y su tío decidieron arrancar las vides y replantar, en otra parcela, la misma superficie de Merlot, esta vez con el espaciamiento necesario.
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Los dos viticultores deberían poder beneficiarse de bonificaciones por arranque. “Pregunté si podía encargar el arranque de las viñas a un profesional, pero dos hectáreas me costaban casi 3.000 euros”, explica Ianis, que prefirió pasar “cinco o seis días” en la miniexcavadora e incluso hacerlo él mismo. Después de retirar cada pie de tierra, el agricultor forma montones y continúa con una nueva hilera.
En este terreno situado cerca de Valence-sur-Baïse, los Gersois planean, combinando las dos parcelas, producir girasoles. Porque las vides sólo representan unas quince hectáreas de toda la finca, que se encuentra en régimen mixto de cultivo y cría. “También tenemos 25 vacas madre que ocupan las praderas con los pastores”, dice Ianis. “Y luego cultivamos 73 hectáreas de cultivos extensivos”. Al instalarse “poco a poco”, el joven Gersois quiere “intentar ampliar nuestra explotación y optimizar nuestras tierras. Pero eso lleva tiempo”.
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