Viernes 1 de noviembre de 2024 a las 18:36 horas.
Lisboa – El papel pionero del Tratado de Paz de 1774 entre Marruecos y Portugal en la promoción de los valores del diálogo y la convivencia estuvo en el centro de una conferencia organizada, el jueves en Lisboa, por la Academia de Ciencias de Portugal, con ocasión de la 250 aniversario de este primer tratado de este tipo entre ambos países.
Este encuentro, celebrado en presencia del embajador de Marruecos en Portugal, Othmane Bahnini, y de personalidades portuguesas de la ciencia, la cultura y la política, puso de relieve el patrimonio civilizacional de este Tratado y su papel en la construcción de una relación estrecha entre Marruecos y Portugal, basada en comprensión y respeto por los intereses comunes.
Los participantes discutieron así las interacciones culturales, lingüísticas, sociales y religiosas entre las dos civilizaciones, en particular durante la presencia portuguesa en las costas marroquíes y los intercambios que llevaron a la firma del Tratado de Paz en 1774 por el sultán Sidi Mohammed Ben Abdellah y el rey José. I.
En este sentido, subrayaron el espíritu de este Tratado, que sentó las bases de la apertura y el mestizaje, constituyendo un modelo en términos de convivencia, tolerancia y diálogo civilizacional, cultural y religioso.
Con este motivo, Driss Guerraoui, miembro de la Academia Portuguesa de Ciencias, indicó que el año 1774 marcó una paz duradera entre Marruecos y Portugal, constituyendo un momento decisivo en la historia de las relaciones entre ambos países.
Precisó que las dinámicas políticas, económicas, diplomáticas y culturales propias de cada nación habían moldeado sus trayectorias y definido sus posiciones en la escena regional y global a lo largo del siglo XVIII, añadiendo que el Tratado de Paz representa un hito esencial en la historia de las relaciones internacionales. .
Según Guerraoui, también miembro de la Academia del Reino de Marruecos, el año 1774 marcó un hito histórico para los dos países, que entonces se enfrentaban a desafíos comunes tanto internos como externos. Discutió las interacciones políticas, económicas, diplomáticas y geoestratégicas de esa época y sus efectos duraderos en las relaciones bilaterales.
Guerraoui también consideró que la paz y el entendimiento mutuo establecidos entre los dos países habían permitido construir un modelo de cooperación auténtico y con visión de futuro, basado en la confianza, la continuidad y la innovación. Agregó que este tratado ofrece lecciones valiosas para comprender la dinámica contemporánea de la diplomacia y el manejo de disputas entre naciones.
Por su parte, el presidente de la Academia Portuguesa de Ciencias, José Luis Cardoso, destacó la importancia de esta Conferencia, que constituye una oportunidad para celebrar la profundidad de las relaciones históricas entre Marruecos y Portugal, basadas en el entendimiento mutuo y la asociación.
Precisó, en este contexto, que este encuentro tiene su importancia porque pone de relieve la evolución de las relaciones luso-marroquíes, ofreciendo al mismo tiempo una mirada prospectiva al presente y al futuro de estas distinguidas relaciones.
En este sentido, elogió el importante trabajo de los académicos marroquíes y de sus homólogos portugueses en la promoción de estas relaciones, precisando que la conferencia representa una oportunidad para explorar más a fondo la memoria común entre los dos países apoyándose en los archivos del Tratado de paz, que muestran la profundidad y solidez de los vínculos marroquí-portugueses.
El escritor Antonio Dias Farinha, por su parte, elogió los valores de convivencia cultural y religiosa que ya caracterizaban a la sociedad marroquí de la época, recordando que los cristianos tenían sus propias iglesias y vivían en paz junto a los musulmanes.
“El Reino de Marruecos ya era entonces un modelo de convivencia religiosa, de paz y de apertura”, afirmó Antonio Dias Farinha, citando, en este contexto, varios hechos históricos que marcaron también a Marruecos bajo el reinado del sultán Ahmed Al Mansour Addahbi. así como los contextos sociopolíticos y religiosos que dieron forma a esta importante fase de la historia de Marruecos.
En el plano humano, añadió, las relaciones históricas entre Marruecos y Portugal se basan en una base cultural y civilizacional, anclada en valores compartidos por los dos países: la convivencia, la apertura, la tolerancia y el respeto de las especificidades religiosas y espirituales de los demás. .
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