Chur, capital del cantón de Graubünden, tiene 41.000 habitantes. Esta ciudad está considerada, junto con Ginebra y Zurich, la meca de la droga en Suiza, escribe el periódico SonntagsBlick. Entre 20 y 40 drogadictos y traficantes están permanentemente presentes en el parque municipal, donde una pequeña bola de crack, una sustancia derivada de la cocaína, se vende por 20 francos.
Fuera del parque también se producen delitos relacionados con las drogas, con frecuentes robos de coches y bicicletas, lo que exaspera a la población. Ante esta persistente crisis vinculada al crack, Patrik Degiacomi, el concejal responsable de esta cuestión, busca nuevas soluciones, sabiendo que las medidas actuales, como el trabajo en la calle y el apoyo intensivo, no parecen estar dando frutos.
Por lo tanto, prevé un enfoque radicalmente diferente: suministrar sustancias a los adictos de forma controlada, como ya se hace con la heroína desde hace casi 30 años. Patrik Degiacomi insiste en que una prueba piloto de este tipo debe ser supervisada estrictamente y científicamente.
Debido a la crítica situación del crack, la Comisión Federal para las Adicciones ya ha abogado este verano por una distribución controlada de cocaína. “Cuanto antes mejor, porque nos dirigimos hacia una crisis”, declaró su vicepresidente, Christian Schneider, en el periódico “NZZ am Sonntag”.
Mientras Chur impulsa esta iniciativa, las autoridades de Zurich se muestran más reservadas. Heike Isselhorst, portavoz del Departamento de Asuntos Sociales, afirma que a la ciudad le gustaría, en primer lugar, analizar con más detalle los aspectos de reducción de daños, terapia y aplicación de la ley, en estrecha colaboración con otras ciudades.
Ginebra, por su parte, ya ha tomado posición y rechaza la idea de distribuir cocaína de forma controlada. Según Cédric Alber, director de comunicación de la Oficina Cantonal de Salud, las drogas son demasiado dañinas física y psicológicamente para que se puedan apoyar programas de este tipo.
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