La central hidráulica de Goule, situada en el Doubs, en Franches-Montagnes (JU), podrá seguir funcionando, pero en las condiciones impuestas por Francia durante todo el año. La prefectura de Doubs fijó su posición el miércoles por la tarde, lo que el Gobierno del Jura lamenta.
La cantidad de agua turbinada por Suiza es un punto de fricción en las negociaciones en torno al funcionamiento de esta central construida a finales del siglo XIX y que entonces era la mayor central hidráulica del país. Por ejemplo, abasteció a la fábrica de Longines en Saint-Imier (BE).
Sin embargo, al ser el Doubs un río binacional, es necesario un acuerdo entre Suiza y Francia para su explotación. Y aunque el último acaba de expirar, la diferencia de estándares entre los dos países sobre el flujo residual (leer cuadro) plantea un problema.
Estándares franceses durante todo el año.
En 2017 se llegó a un compromiso: de noviembre a mayo, durante el período de reproducción de los peces, se aplicó la norma francesa más estricta; y de mayo a noviembre prevaleció el caudal suizo. Este cambio de 2017 ya había reducido la producción anual de electricidad de La Goule en aproximadamente un 20%.
Sin embargo, la prefectura de Doubs decidió el miércoles que la norma francesa debería aplicarse durante todo el año. Una decisión que el gobierno del Jura lamenta. Cita un informe pericial según el cual un mayor caudal residual no tendría ningún impacto positivo en la vida silvestre del lugar. Según el cantón del Jura, así se podría tener un poco más de producción hidroeléctrica sin perjudicar a los peces.
¿Represas en un callejón sin salida?
En cualquier caso, el caso se reabrirá dentro de unos años y seguirá siendo espinoso. De hecho, otras dos presas del Doubs, Le Châtelôt (NE) y Le Refrain (F), también se rigen por acuerdos binacionales. El objetivo sería lograr una concesión única para estas tres fábricas, repartiendo la producción total entre Suiza y Francia.
Pero ya hoy los dos países no pueden ponerse de acuerdo sobre la fecha de inicio de esta futura concesión. Por tanto, las negociaciones prometen ser complicadas.
Célia Bertholet/jop
Swiss
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