“Los objetos de arte robados de la República Democrática del Congo (RDC) durante el período colonial de Bélgica tienen un fuerte valor simbólico: son parte de una deuda cultural más amplia que Bélgica tiene con el pueblo congoleño. Su robo ha perturbado la continuidad cultural y la identidad del pueblo congoleño, mientras que Bélgica ha obtenido inmensos beneficios – financieros, simbólicos y culturales – de su exhibición y conservación”, explica François Kamate, portavoz de Debt for Climate, en un comunicado de prensa.
Según el movimiento, la restitución de las obras debería ser “incondicional”. “Si las autoridades congoleñas o la sociedad civil optan por no solicitar la devolución de determinados objetos, Bélgica debería, como mínimo, pagar un alquiler por los continuos beneficios que generan esos objetos”, escribe además el colectivo.
“Las reparaciones por las atrocidades del colonialismo apuntan no sólo a corregir errores históricos, sino también a restaurar la justicia humana fundamental. Bélgica debe reparar las atrocidades pasadas y devolver todas las obras de arte robadas. Este compromiso es esencial para construir un futuro justo e inclusivo”, añade Scarlett, portavoz de Deuda por el Clima.
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