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Autopsia del edificio | espacio

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Nacido a orillas del lago Lemán, en el siglo XIX.mi siglo, el joven Victor Frankenstein desmembra a humanos y animales para volver a ensamblar su carne inerte en una criatura que se ha hecho famosa. En estos mismos bancos, a las 21miinvestigadores y profesionales examinan y (re)componen edificios. Entre la novela de Mary Shelley y la práctica arquitectónica, un desafío análogo une a los protagonistas: sacar a relucir una unidad viva a partir de materiales dispersos. El examen en profundidad de los diferentes componentes que constituyen nuestro cuerpo y nuestro entorno probablemente sea interminable, pero los procesos y métodos empleados nos devuelven a nuestra época y a la visión crítica que tenemos sobre nuestras creaciones.

A medida que nuestros enfoques constructivos comienzan a cambiar en las obras, un material por sí solo puede generar soluciones y escepticismo. Reemplazar un elemento de la cadena de producción que se ha vuelto “problemático”, como el concreto, por su equivalente “eco-responsable”, la madera, no está exento de impacto. En su investigación, el arquitecto patrimonial Nicolas Meier revela entre bastidores la extracción de un recurso cada vez más demandado. Destaca la disonancia entre la definición idealizada de una materia prima y las transformaciones necesarias para que corresponda a las necesidades y estándares. En el otro extremo del espectro, el estudio realizado por Barbara Lambec, investigadora del laboratorio SXL (EPFL), pretende facilitar la estandarización de prácticas de reutilización para alargar el ciclo de vida de elementos y materiales ya fabricados. El edificio vuelve a ser una fuente de materia prima cuyos métodos de funcionamiento aún deben adaptarse.

Tratar de comprender los problemas detrás de cada material también nos recuerda que su valor se define por su uso. Si bien los datos técnicos y económicos son generalmente aceptados para cada elemento de construcción, su valor ambiental se discute sistemáticamente. La próxima aplicación de la normativa sobre energía incorporada en los edificios plantea numerosas dudas sobre la implementación de los ecoequilibrios y los datos utilizados para su cálculo. En toda Suiza, las historias de los actores de la construcción nos recuerdan que la arquitectura es una composición colectiva y que muchas respuestas a los problemas actuales se encuentran en los intercambios, ya sean formales o informales.

Reutilización, madera, sostenibilidad, circularidad, ecoequilibrio… La implementación acelerada y estandarizada de principios constructivos respetuosos con el medio ambiente reconfigura la producción arquitectónica actuando sobre el material. También induce a un sentimiento de desconfianza ante la complejidad del acto de construir: ¿cómo será nuestra criatura Frankenstein? ¿Estamos avanzando hacia una arquitectura configurada para la optimización de la huella de carbono en detrimento de otras consideraciones, urbanísticas, sociales o incluso estéticas? Bajo el subtexto de la ficción inglesa, también leemos las incertidumbres de una era que enfrenta la Revolución Industrial. En un sistema bien establecido, ¿será suficiente la simple sustitución de materiales o procesos constructivos por otros para hacer el nuestro?

#Suizo

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