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Los funcionarios electos dicen no a la biblioteca de 40 millones en Fleurimont

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La resolución fue rechazada por una estrecha mayoría de un voto el martes por la noche en el ayuntamiento de Sherbrooke. Todos los cargos electos independientes (8) votaron en contra, mientras que los de Sherbrooke Citoyen (7) pidieron seguir adelante.

Después de semanas de debate y movilización en Sherbrooke, el resultado fue desgarrador para casi todos los funcionarios electos, algunos denunciaron la forma en que se desarrollaron las cosas y otros el futuro ahora incierto del proyecto y la ‘iglesia’.

“Estoy realmente desgarrado y triste por esta situación. […] Perdimos el tren”, afirmó la concejala Christelle Lefèvre, cuya postura era especialmente esperada. “Hay demasiados y quizás”, resumió para expresar su oposición, señalando de paso la “forma de proceder” de los defensores del proyecto, así como la división y polarización observadas. .

“Todo el mundo está a favor de una biblioteca en Fleurimont. Una vez dicho eso, ¡tú también tienes que hacerlo!” Por su parte, afirmó la electa Laure Letarte-Lavoie. Intentó en vano convencer a sus colegas de que procedieran con la solicitud de subvención, sugiriendo que era una “elección responsable”. “Sería absurdo privarse de unos 17 millones potenciales”, afirmó.

En la misma línea, su colega Fernanda Luz tuvo dificultades para ver cómo otra vía podría ser más viable que ésta. “¿Realmente queremos una biblioteca en Fleurimont? […] no puedo entender [ce refus]“, expresó. “Me parece un poco loco” privarse de esta subvención, añadió la alcaldesa Évelyne Beaudin.

El electo Paul Gingues, por su parte, no se atrevió a tomar lo que calificó de “decisión a ciegas” que amenazaba con arrojar a la ciudad a “otro abismo financiero”, citando los numerosos casos de superación de los costes que se han producido recientemente en proyectos de infraestructura en Sherbrooke. También dijo estar “molesto por la presión que nos ejercen” en este asunto.

El concejal municipal del distrito Universitario, Paul Gingues.
(Maxime Picard/La Tribune)

Para aumentar los costes, la concejala Hélène Dauphinais insistió en su magnitud y su imprecisión a estas alturas, argumentando que en caso de exceso, es el Ayuntamiento el que deberá asumir la responsabilidad. Considera que los proyectos por valor de unos 40 millones deberían limitarse a infraestructuras eléctricas, gestión del agua o proyectos de desarrollo económico. Por ello abogó por una biblioteca distrital “de acuerdo con lo que podamos permitirnos”.

“Fleurimont necesita una biblioteca […]pero no es porque tengamos este sueño, esta voluntad, que estamos obligados a abrir la puerta y tirar dinero por la ventana. […] Sería irresponsable decir ‘vamos, vamos’”, compartió la concejala Danielle Berthold. El representante electo de Desranleau lamentó también que las vías propuestas por los independientes nunca hayan sido adoptadas.

La concejal del distrito de Desranleau, Danielle Berthold. (Maxime Picard/La Tribune)

La concejala Geneviève La Roche se mostró particularmente preocupada por la preservación del patrimonio “excepcional” que representa la iglesia Saint-Famille tras el resultado de esta decisión. “Hay pocas posibilidades, si no es un proyecto de la Ciudad, de salvar este patrimonio”, afirmó emocionada.

Igualmente insegura sobre el futuro del edificio, la alcaldesa Évelyne Beaudin certificó que tiene intención de “hacer todo lo posible para evitar la demolición”.

Ahora será necesario “encontrar fondos para derribar o hacer otro proyecto”, lamentó su colega Catherine Boileau, recordando que el problema no desaparecerá abandonando esta vía, sobre todo porque se trata de un buen ejemplo de inversiones importantes “en otros lugares que no sean el centro de la ciudad”, señaló.

Joanie Bellerose, concejal del distrito de Quatre-Saisons. (Maxime Picard/La Tribune)

La electa de Fleurimont, Joanie Bellerose, también habló de esta “frontera en el acceso al conocimiento” que persiste debido a la distancia y la topografía entre el Este y el centro de la ciudad, una brecha que podría haber permitido completar un proyecto como este.

Excepto que al invertir tanto dinero en Fleurimont, “¿cuánto tiempo pasará antes de que invirtamos algo en el sector Rock Forest?” cuestionó abiertamente la concejal Annie Godbout, quien considera que “nuestras bibliotecas son duras” en Sherbrooke. Al igual que sus colegas Paul Gingues y Danielle Berthold, considera que el apoyo dado a esta subvención equivale a poner el brazo en el tornado de un proyecto potencialmente desproporcionado.

Después de la sesión, la alcaldesa Évelyne Beaudin juzgó con dureza las consecuencias de la decisión tomada esa tarde por sus colegas, estimando que Sherbrooke acaba de perder al menos cinco años de avances en el proyecto. “No podremos tener una biblioteca digna de ese nombre en Fleurimont hasta dentro de 10 años. Quizás un depósito de libros, pero no una biblioteca. […] Ni siquiera es que nos detengamos, volvemos”, comentó.

La alcaldesa de Sherbrooke, Évelyne Beaudin. (Maxime Picard/La Tribune)

Haciéndose eco, por su parte, de las palabras de Dauphinais, el concejal Marc Denault se mostró receloso de las “evaluaciones a gran altura” sobre la mesa y pidió un proyecto “híbrido” o recuperar la vocación de vivienda social, que todavía considera viable. .

La concejala Nancy Robichaud anunció oficialmente el martes su intención de devolver el expediente al comité de cultura, recreación, deportes y actividades al aire libre, que ella preside. Su propuesta volverá al consejo en dos semanas.

El concejal Claude Charron consideró que todavía faltaba demasiada información para apoyar este proyecto y sugirió convertirlo en una promesa electoral, que es precisamente lo que fue la Biblioteca Oriental en la última campaña de 2021, pero también en 2017.

El proyecto se estimaba en 40 millones y el Ayuntamiento intentaba obtener 17 millones del gobierno federal con esta solicitud de subsidio.

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