Introducción: una cuestión vital para Marruecos
La gestión del agua en Marruecos es una cuestión de crucial importancia, exacerbada por los efectos del cambio climático y la creciente presión demográfica. Este país del norte de África, caracterizado por un clima árido a semiárido, se enfrenta a una progresiva escasez de sus recursos hídricos, que son explotados principalmente por la agricultura. Con alrededor del 85% al 90% del agua utilizada en este sector, frente a sólo el 45% al 50% en Francia, optimizar el consumo de agua es esencial para garantizar la sostenibilidad de los recursos hídricos del país. Los desafíos son múltiples y van desde la gestión de infraestructura hasta la adopción de nuevas tecnologías y la conciencia ciudadana.
1. Los desafíos del consumo de agua en la agricultura
La agricultura representa el pilar de la economía marroquí, emplea a gran parte de la población y aporta casi el 15% del producto interior bruto (PIB). Sin embargo, depende en gran medida del riego para garantizar rendimientos estables, especialmente en las zonas rurales. Esta necesidad constante de agua, combinada con infraestructuras hidráulicas a menudo envejecidas y métodos agrícolas a veces ineficientes, conduce a una sobreexplotación de los recursos. La distribución desigual de las precipitaciones, combinada con sequías cada vez más frecuentes, intensifica estas dificultades. Como resultado, las reservas de agua subterránea están seriamente amenazadas, lo que aumenta el riesgo de desertificación en determinadas regiones.
2. Optimización de la infraestructura hídrica: el papel de las represas
Para superar estos desafíos, Marruecos ha dependido de la construcción de represas durante varias décadas, una estrategia iniciada por Su Majestad el Rey Hassan II en los años 1960. Actualmente, hay más de 140 represas en funcionamiento en todo el país, que almacenan alrededor de 17.600 millones de metros cúbicos de agua. Sin embargo, estas infraestructuras siguen siendo insuficientes para satisfacer las necesidades actuales. La construcción de nuevas presas es esencial como solución importante, que permitirá capturar el agua de las inundaciones y conservarla para períodos de sequía. El Plan Nacional del Agua, lanzado en 2020, tiene como objetivo fortalecer esta red, aumentando la capacidad de almacenamiento nacional a 30 mil millones de metros cúbicos para 2030.
3. Modernización del riego: hacia una agricultura eficiente
La agricultura marroquí debe modernizarse para consumir menos agua. Se espera que se generalicen tecnologías como el riego por goteo, ya adoptadas en algunas regiones. Actualmente, sólo el 20% de las superficies regadas utilizan este método, pero el gobierno pretende ampliar esta tasa hasta el 50% en 2030. Comparativamente, España, un país con un clima similar, ha logrado ahorrar el 10% de sus recursos. en agua agrícola mediante la adopción de técnicas modernas de riego. Al promover estas soluciones, Marruecos podría reducir significativamente su uso de agua y al mismo tiempo mantener altos rendimientos agrícolas.
4. Desalinización: una solución sostenible para el futuro
Ante los desafíos que plantea la escasez de agua, la desalinización del agua de mar parece ser una solución esencial. Marruecos ya ha invertido en varios proyectos de desalinización, en particular en Agadir y Casablanca. La planta desaladora de Agadir, inaugurada en 2021, es la mayor de África, con una capacidad de producción de 275.000 metros cúbicos de agua potable al día. Sin embargo, esta tecnología sigue siendo cara y consume mucha energía. Para superar estos obstáculos, son necesarias asociaciones público-privadas e inversiones en energía renovable, particularmente solar. En este sentido, la creación de estaciones desaladoras combinadas con plantas de energía solar podría ofrecer una solución sostenible, reduciendo así las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizando al mismo tiempo un suministro regular de agua.
5. Conciencia: un motor para el cambio sostenible
La conservación del agua no puede garantizarse sin un esfuerzo de concientización nacional. Más allá de las campañas gubernamentales, es esencial involucrar a figuras influyentes para promover prácticas responsables. Por ejemplo, figuras emblemáticas del deporte, como los jugadores de la selección nacional de fútbol, podrían desempeñar un papel crucial a la hora de animar a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes, a ahorrar agua. En Australia, un país también afectado por sequías crónicas, campañas mediáticas similares condujeron a una reducción del 20% en el consumo doméstico de agua.
6. Gestión integrada de los recursos hídricos: un enfoque global
La gestión integrada de los recursos hídricos (GIRH) proporciona un enfoque integral para maximizar el uso de todas las fuentes de agua disponibles, ya sea agua de lluvia, agua subterránea o aguas residuales tratadas. Marruecos, a través de su Programa Nacional de Ahorro de Agua de Riego (PNEEI), ya ha logrado avances en esta área, pero aún quedan esfuerzos por hacer para desarrollar una verdadera estrategia de GIRH. Países como los Países Bajos, que tienen una experiencia reconocida en la gestión del agua, pueden servir de modelo para Marruecos. Los Países Bajos cuentan con un sofisticado sistema de gestión del agua que les permite gestionar eficazmente sus recursos a pesar de su vulnerabilidad a las inundaciones.
7. Comparación con casos internacionales
Países que enfrentan desafíos similares, como Arabia Saudita y Australia, han innovado para garantizar la seguridad de sus recursos hídricos. Arabia Saudita, el principal productor mundial de agua desalinizada, utiliza ampliamente esta técnica para satisfacer sus necesidades. Por su parte, Australia ha implementado un sistema de derechos de agua negociables, incentivando así a los agricultores a utilizar el agua de manera más eficiente. Estos ejemplos muestran que, incluso en condiciones climáticas extremas, se pueden implementar soluciones sostenibles con éxito.
Conclusión: un futuro sostenible para las generaciones futuras
La gestión del agua en Marruecos sigue siendo un desafío complejo, pero existen soluciones. Al modernizar su infraestructura, adoptar tecnologías de riego eficientes, generalizar la desalinización y sensibilizar a la opinión pública, Marruecos puede garantizar el uso sostenible de sus recursos hídricos. Inspirándose en las prácticas internacionales y fortaleciendo la cooperación regional, el país está en el camino hacia una gestión integrada y sostenible de sus recursos hídricos, garantizando así un futuro pacífico para las generaciones futuras. El agua, fuente de vida, debe convertirse en una prioridad nacional para que Marruecos siga prosperando a pesar de los peligros climáticos.
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