Casi dos meses después del paso de la tormenta Debby, los ciudadanos de Saint-Barnabé, en Mauricie, siguen aislados.
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Las fuertes lluvias dañaron las alcantarillas de dos hileras que aún no han sido reparadas.
“Serán casi dos meses y no pasa nada”, explica Dominique Michel, propietario de un establo en la segunda fila de Saint-Barnabé.
Desde la tormenta del 9 de agosto, se ha formado un enorme agujero junto a su residencia que bloquea el acceso al municipio de Charette.
“Siempre hacemos desvíos de 15 kilómetros para ir al supermercado, para ir a la farmacia. No sé cómo funciona para emergencias y todo eso porque muchas veces llega gente aquí y está bloqueado”.
Además de la falta de instrucciones, denuncia la inacción del municipio.
Dominique Michel teme que la tubería de agua potable, completamente expuesta, se congele si no se hace nada antes del invierno.
Cuando Debby la visitó, tuvo que recoger en un camión el agua necesaria para dar de beber a sus 44 caballos durante tres días.
“Si tuviera que hacerlo de nuevo, me mudaría. Te digo, estoy moviendo los caballos, estoy moviendo. No tiene sentido, fue un trabajo inhumano”, expresa la señora Michel.
El alcalde de Saint-Barnabé, Guillaume Laverdière, no puede confirmar el calendario de realización de estas obras.
“Esperamos que un proveedor haya fabricado una pieza y que se haya dado el mandato”, explica, precisando que se ha adjudicado un contrato a una empresa para la elaboración de planos y especificaciones.
En cuanto a la otra rotura de la segunda fila, cerca del Chemin des Dalles, si las obras son demasiado caras, la fila podría convertirse en un callejón sin salida.
Está previsto que esta semana se celebre una reunión de trabajo del ayuntamiento sobre este tema.
Sin expropiación
Las obras más importantes que se deben realizar en Saint-Barnabé se encuentran en la tercera fila, donde tres residencias aún permanecen aisladas.
Después del análisis, no se trata de expropiar a los propietarios.
“Esta es una excelente noticia para los ciudadanos. No queríamos eso. Nadie lo quería”, afirma el alcalde Laverdière, quien explica que una tabla de análisis del Ministerio de Seguridad Pública permitió llegar a esta conclusión.
“Por suerte el valor de la obra es menor que el valor de las casas. Entonces, lo primero que hacemos es apartarnos del camino, lo que nos lleva a la circunvalación. Tenemos la garantía de que lo paga Quebec. Podremos seguir adelante”.
Los ingenieros analizarán si la propuesta de los ciudadanos de circular por la parte de la tercera fila que no fue arrasada es segura.
Los daños dejados por Debby en Saint-Barnabé superaron el millón de dólares.
“Con un presupuesto de 2,7 millones, volvemos a la cuestión original que era garantizar que Quebec apoyaría a Saint-Barnabé para apoyar esta obra que no estaba prevista en el presupuesto”, concluye el alcalde Laverdière.
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