Para su 80º aniversario, Le Parisien confía la pluma a más de 70 prestigiosos invitados. Encuentros excepcionales, entrevistas sorprendentes, informes de campo, análisis de nuestra encuesta “En la mente de los franceses”, crónicas insólitas… Periodistas por un día en Le Parisien, todos ellos han aceptado unirse a nuestro equipo editorial para un número especial que se encontrará este domingo en los quioscos y en nuestra página web.
Hoy me he sumado a la resistencia. He elegido el gusto, el placer, pero también la autenticidad y el compromiso. Al ir a comer al Comptoir des Résistants para disfrutar de su “cocina de bistrot inventiva”, he hecho mío otro de los valores que aquí se defienden: el respeto. Respeto al productor –el propietario, Florent Piard, es un ferviente defensor de la agricultura campesina y trabaja con más de ciento cincuenta granjas independientes–, al cocinero y al consumidor.
En este bistrot de dimensiones humanas (una treintena de comensales) todo invita a concentrarse en el plato. La decoración es minimalista: madera, metal, mesas altas frente a las cuales uno se sienta subiéndose a taburetes de bar. Los cubiertos están colocados en posición vertical en viejos botes de mostaza. Una pizarra en la pared de piedra vista enumera los vinos del momento. La carta es breve, impresa en una hoja A4. Elegir entre las tres propuestas del día me llevará un poco de tiempo.
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