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Los profesores de Friburgo utilizan la inteligencia artificial en sus clases. Demostración en el Collège de Gambach, en la ciudad de Friburgo.
Publicado el 18/09/2024
Tiempo estimado de lectura: 7 minutos
Saquen sus cuadernos, despierten su cerebro, les esperan en el banco del colegio para una clase de geografía, seguida de una lección de literatura alemana. Dos profesores del Collège de Gambach mostraron el miércoles a los medios de comunicación las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial (IA) en la enseñanza.
La clase de geografía comienza con un calentamiento. Los alumnos, reunidos en pequeños grupos, tienen que encontrar un intruso entre cuatro banderas. Con una mente muy aguda, localizan rápidamente a Chile, el único país situado en el hemisferio sur. Su profesor, Antoine Marmy, envía la pregunta a Microsoft Copilot, la herramienta de inteligencia artificial utilizada por las escuelas de Friburgo. Las respuestas son idénticas, con una notable excepción. Copilot propone aislar a Japón, teniendo en cuenta que es la única bandera bicolor, mientras que Canadá está entre ellas. “Siempre hay que mantener un espíritu crítico con los resultados”, advierte Antoine Marmy.
“Es una herramienta más, pero no ha cambiado la forma de enseñar”.
Pedro Martí
Se les pide a los estudiantes que asignen la definición correcta a algunos conceptos clave sobre coordenadas geográficas. Luego envían sus sugerencias a Copilot para que las revise y obtenga explicaciones adicionales si es necesario. Inclinados sobre sus computadoras, los adolescentes susurran y escriben. Algunos de ellos invierten latitud y longitud, pero todos parecen encontrar las respuestas fácilmente. El maestro no se detiene allí y les pregunta sobre algunas palabras más complicadas: “¿Quién puede explicar diametralmente?”
Herramienta adicional
La inteligencia artificial no sustituye en ningún caso la interacción entre alumnos y profesores. “Es una herramienta más, pero no ha cambiado la forma de enseñar”, afirma Pierre Marti, rector del Collège de Gambach. Antoine Marmy no la utiliza sistemáticamente: “Intento pensar en las mejores formas de alcanzar los objetivos pedagógicos. Para este curso de iniciación, que es bastante básico, supuse que aumentaría la implicación de los alumnos”.
En la literatura alemana, los alumnos de primer año estudian un cuento de Peter Stamm cuyo final deja lugar a múltiples interpretaciones. Lo leen en papel, porque así funciona mejor. A continuación, se les pide que utilicen la inteligencia artificial para entrevistar a los tres personajes principales con el fin de comprender mejor la historia. También en este caso, las instrucciones son claras, subrayadas por un cartel que advierte del peligro: “¡Mantén la crítica!”.
Según Oliver Hirt, hay que atreverse a probar nuevas formas de enseñar. “Los alumnos están interesados en esta herramienta. Intento integrarla de forma inteligente mostrando un buen ejemplo. En este caso, los alumnos tienen la oportunidad de hablar con los personajes de la historia, es algo mágico”. La conciencia de los posibles sesgos de la IA es una parte integral de la enseñanza. “En un grupo, la inteligencia artificial dijo mentiras. Identificar respuestas extrañas o incorrectas también era uno de los objetivos”, afirma el profesor.
Revisiones revisadas
Los estudiantes confirman este interés: “Me parece muy útil para los repasos”, afirma uno de ellos. “Si le damos a la inteligencia artificial los objetivos y el material del curso, podemos pedirle que imagine las preguntas de una evaluación y que corrija nuestras respuestas”. Otro estudiante, francófono pero formado en el ámbito de habla alemana, utiliza la IA para ayudarle en alemán: “Me permite mejorar mi redacción y producir textos mucho más ricos”.
“Es necesario reflexionar sobre el significado que damos a nuestras lecciones”.
Antonio Marmy
¿Sienten la tentación de utilizar esta herramienta para ahorrarse trabajo? Los estudiantes son conscientes de que no aprenderán nada si le piden a una IA que haga sus deberes. “Pero cuando no vemos el sentido de una pregunta, tendemos rápidamente a recurrir a la inteligencia artificial”, admite uno de ellos. Para Antoine Marmy, esta tensión no es nueva: “Antes, el alumno copiaba sus deberes cinco minutos antes de la clase. La inteligencia artificial ha hecho que las cosas sean más fáciles. Es bastante estimulante para los profesores. Nos obliga a reflexionar sobre el sentido que damos a nuestras lecciones”.
Trabajo oral
Se han adaptado las normas sobre el trabajo de madurez. Se presta mayor atención al seguimiento del proceso y al examen oral. Se da prioridad a los temas que son difíciles de llevar a cabo mediante IA, como las entrevistas o la investigación de campo.
En general, asignar una nota a un texto escrito en casa es más arriesgado, aunque los profesores no se dejen engañar: “Si un alumno no sabe conjugar un verbo en alemán y presenta un texto lleno de oraciones subordinadas, es fácil deducir que no fue él quien lo escribió”, señala Oliver Hirt.
Las herramientas antiplagio de las que disponen las universidades no son eficaces para detectar la IA. En Gambach, la política es confrontar al estudiante cuando hay dudas. “También hacemos un trabajo de sensibilización para animar a los estudiantes a citar lo que se ha creado con inteligencia artificial”, concluye Pierre Marti.
Se han emitido instrucciones para secundaria 2
“Cuando llega la ola, es mejor sacar la tabla de surf que el escudo”, es el lema de Pierre Marti, rector del Collège de Gambach, que prefiere apoyar el auge de la inteligencia artificial (IA) en lugar de bloquearlo. No todos los cursos se parecen a los ejemplos presentados, que fueron impartidos por profesores que se sienten cómodos con las nuevas tecnologías y se interesan por ellas. Algunos profesores utilizan la IA, otros no. No hay un enfoque sistemático para los estudiantes. “No es un criterio de distribución de las clases por el momento”, afirma Pierre Marti.
El cantón ha publicado unas directrices sobre el uso de la inteligencia artificial en 2.º de ESO. Su uso está autorizado, lo que también fue la primera pregunta del profesorado. El objetivo es concienciar y formar a los alumnos en esta herramienta. Se fomenta un uso responsable y crítico. El uso de la IA debe mencionarse en el trabajo, como cualquier otra fuente. Se presta especial atención a la protección de la privacidad.
Los docentes reciben formación durante las jornadas pedagógicas y cuentan con el apoyo de especialistas. Se les anima a innovar e integrar la inteligencia artificial para enriquecer sus métodos de enseñanza. También se les invita a garantizar la ética y la confidencialidad.
Escuela obligatoria
En el caso de la enseñanza obligatoria, “aún no existen directivas cantonales ni directrices, pero sí recomendaciones generales”, informa Marianne Meyer Genilloud, secretaria general adjunta de la Dirección de Educación y Asuntos Culturales (DFAC). Los alumnos de primaria no utilizan la inteligencia artificial. En el ciclo de orientación (CO), se informa a los jóvenes del potencial, pero también de los riesgos, de esta herramienta.
Hasta junio de 2025, unos cuarenta profesores de educación básica habrán obtenido un certificado de formadores en educación digital. Serán ellos los responsables de formar a sus compañeros. La formación comenzó el año pasado y continuará hasta 2027. Al igual que en 2.º de ESO, los profesores pueden contar con personas de apoyo y están invitados a participar en congresos.
Según el DFAC, las trampas, que se basan en la inteligencia artificial, siguen siendo marginales en la educación obligatoria. Antes, los estudiantes ya podían utilizar Internet o pedir ayuda a sus familiares. “Gracias a su conocimiento del tema y de sus alumnos, los profesores pueden evaluar si las respuestas o los trabajos proceden de la inteligencia artificial o de los alumnos”, insiste Marianne Meyer Genilloud.
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