La movilización de recursos financieros para financiar proyectos de desarrollo y PYME sigue siendo una dificultad para Senegal y los países de la zona. Para la experta financiera Meissa Lô, la doble imposición de la diáspora podría constituir un mecanismo eficaz.
En su estrategia de movilización de recursos financieros, el Gobierno de Senegal apuesta por mecanismos como los “bonos de la diáspora”. Para la experta financiera y consultora en finanzas de mercado, Meissa Lô, la idea es digna de aplauso. El objetivo, según él, es instar a los líderes políticos a pensar más en una deuda en gran parte de los locales (ciudadanos) que de los extranjeros. Éste, indica el especialista, es el caso de la deuda japonesa. Pero el único problema, piensa Lô, es que seguirá siendo una deuda cuyo límite máximo no debe superarse, exigida por la UEMOA, que el régimen de Macky Sall hizo explotar hace mucho tiempo. . Basándose en esta situación, Meissa Lô considera que los Estados de África Occidental, en particular Senegal, deberían considerar la posibilidad de una doble imposición de su diáspora, estimada en 30 millones de personas. Sugiere que el acceso a los impuestos pagados por la diáspora africana en su país anfitrión debería ser negociado bilateralmente por los Estados o por organizaciones regionales (CEDEAO, CEMAC, etc.).
Al no poder encontrar el paquete financiero para movilizar fondos suficientes a través de transferencias de la diáspora africana (es decir, 93 mil millones de dólares), Meissa Lô sugiere recaudar impuestos directamente en sus países de residencia o incluso gravar sus ahorros. Según el Banco Mundial, esto ascendería a 53 mil millones de dólares. Un beneficio inesperado que permitiría financiar PYME, startups o ideas de proyectos que los africanos en la diáspora que deseen regresar pretenden poner en marcha. “Si nuestros Estados logran movilizar un promedio de 500 dólares en impuestos para cada uno de los 30 millones de africanos en la diáspora, esto constituiría un fondo de guerra de 15 mil millones de dólares que podría ayudar a invertir directamente en empresas locales, crear riqueza y empleo, reducir el peso de deuda sobre la inversión sobre el PIB de los Estados”, explica el experto. Según él, la movilización de estos ingresos puede lograrse mediante una buena campaña de comunicación con las diásporas y la ayuda de los Estados socios de la Unión Europea y de Estados Unidos, así como de las instituciones de Bretton Woods (FMI, Banco Mundial).
La contrapartida para estos Estados de acogida (Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, etc.) es la garantía de una verdadera política de retorno a su país de origen para los inmigrantes. Además, los beneficios vinculados a las inversiones deberían permitir reducir la tasa de desempleo en los países de origen y reducir el número de candidatos a la inmigración ilegal. “Con conciencia, esta doble imposición no debería en modo alguno ser una limitación para la diáspora africana, sino más bien su contribución significativa y directa a los planes de desarrollo de sus países de origen”, considera Meissa Lô.