SMIC a 1.600 euros: una medida creíble que no amenaza el empleo

SMIC a 1.600 euros: una medida creíble que no amenaza el empleo
SMIC a 1.600 euros: una medida creíble que no amenaza el empleo
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El Nuevo Frente Popular (NFP) propone incrementar el salario mínimo interprofesional para el crecimiento (Smic) hasta los 1.600 euros netos. Esto requiere aumentarlo en algo más de 200 euros respecto a su nivel actual (1.398,69 euros), lo que corresponde a un aumento del 14%.

Esta medida provocó una protesta inmediata de las organizaciones empresariales y del gobierno actual. El Primer Ministro, Gabriel Attal, declaró que tal aumento del salario mínimo provocaría la destrucción de medio millón de puestos de trabajo y Gérald Darmanin, Ministro del Interior, se sumó al debate evocando una medida ” imposible “, “demagógico” y que llevaría al país a una “drama económico”. ¿Cómo separar la realidad de la ficción? ¿Un aumento del salario mínimo nos llevará a la ruina?

Aunque es imposible predecir de antemano todas las consecuencias de una decisión de política económica, sí contamos con medios que nos permiten prever las consecuencias probables de un aumento del salario mínimo.

La literatura económica ha profundizado en el tema y ha producido un número importante de trabajos sobre el tema, mientras que otros países ya han optado por medidas similares.

Basándose en un rápido repaso del estado de los conocimientos y de las experiencias recientes en materia de aumento del salario mínimo entre nuestros vecinos europeos, este artículo cuestiona la idea que permea el debate público actualmente en Francia, según la cual el aumento del salario mínimo daría lugar a un aumento del desempleo.

La propuesta del PFN parte de una perspectiva keynesiana: en una situación de subempleo, un aumento de los salarios alimenta un aumento de la demanda que estimula la producción y el empleo.

El debate sobre el nivel adecuado de salarios no es nuevo. Desde un punto de vista teórico, la propuesta del PFN se ubica en una perspectiva keynesiana que insiste en el hecho de que en una situación de subempleo, un aumento de los salarios (y particularmente los salarios bajos que tienen una mayor propensión marginal a consumir) alimenta un aumento de la demanda que estimula la producción y el empleo (si la mayor parte de la demanda adicional no es de productos importados).

Sin embargo, esta nota no se centra en el debate teórico, sino más bien en las estimaciones empíricas del vínculo entre el nivel del salario mínimo y el de la tasa de desempleo.

Literatura económica tranquilizadora

El estudio más famoso sobre el tema fue publicado por David Card y le permitió obtener el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel (a menudo incorrectamente llamado Premio Nobel de Economía).

En este estudio, David Card y Alan Krueger muestran que aumentar el salario mínimo no tiene un efecto negativo sobre el empleo. Para ello, comparan la situación del sector de la comida rápida en dos estados americanos con características socioeconómicas similares: Nueva Jersey (donde el salario mínimo aumentó un 18% en 1992) y Pensilvania (donde el salario mínimo se mantuvo estable).

Encuentran que el aumento del salario mínimo no tuvo un efecto negativo sobre el empleo en Nueva Jersey y, por el contrario, incluso redujo la tasa de desempleo.

Otros estudios posteriores han buscado evaluar el efecto de un aumento del salario mínimo sobre el empleo en otros contextos geográficos, en otros períodos y con diferentes metodologías.

Como ejemplo, podemos citar el caso de Ontario, donde el aumento del salario mínimo del 20% en 2018 estuvo acompañado de una caída de la tasa de desempleo, o el caso de la introducción de un salario mínimo en el cantón de Ginebra en 2020. lo que no frenó la caída de la tasa de desempleo.

De manera más general, en un informe de 2019 para el gobierno británico, el economista estadounidense Arindrajit Dube insiste en que las investigaciones más recientes realizadas en los países desarrollados concluyen que el aumento del salario mínimo tiene poco o ningún efecto negativo sobre el empleo.

Su homólogo español, José Azar, con sus coautores, llega a una conclusión similar: según su artículo, un aumento del salario mínimo tiene un efecto diferente dependiendo del nivel de concentración del mercado laboral. Pero en todos los casos el efecto es pequeño, ya sea positivo o negativo.

La literatura coincide en la idea de que la variación del salario mínimo tiene poco o ningún efecto sobre la tasa de desempleo.

Por tanto, la literatura coincide en la idea de un “ Efecto del salario mínimo casi nulo sobre el empleo »es decir, del hecho de que la variación del salario mínimo tiene poco o ningún efecto sobre la tasa de desempleo.

Efectos positivos sobre la productividad

Sin embargo, surge la pregunta de qué nivel de crecimiento del salario mínimo puede tener efectos significativamente negativos sobre el empleo. En su informe, Arindrajit Dube indica que los efectos sobre el empleo seguirán siendo débiles mientras el aumento del salario mínimo no lo lleve más allá del 81% del salario medio.

Una de las principales explicaciones del hecho de que el aumento del salario mínimo no conduzca a un aumento significativo del desempleo son los efectos positivos de tal medida sobre la productividad laboral. Un estudio de Justin Wolfers y Jan Zilinisky identifica los principales mecanismos que intervienen.

En primer lugar, el aumento de los salarios reduce parcialmente el coste de la mano de obra: observamos una reducción de los problemas disciplinarios, del ausentismo (y por tanto de los costes ligados al control), así como de la tasa de rotación laboral (y por tanto de los costes de contratación y formación de nuevos trabajadores). .

En segundo lugar, el aumento de los salarios genera un excedente de productividad laboral: los empleados mejor pagados están más motivados y gozan de mejor salud física y mental, lo que permite aumentar la producción para un volumen determinado de horas de trabajo.

Finalmente, en la medida en que el aumento de la productividad de un trabajador conlleva un aumento de la de sus compañeros, observamos que los efectos globales del aumento de los salarios bajos sobre la productividad son mayores que los observados a nivel individual.

Lo que surge del trabajo empírico reciente en ciencias económicas es que un aumento del salario mínimo, incluso sustancial, no resulta en un aumento de la tasa de desempleo.. Esto se explica, por un lado, por el estímulo de la demanda interna y, por otro, por la mejora de la productividad laboral.

Ejemplos europeos alentadores

¿Es una locura aumentar el salario mínimo un 14%? La teoría económica de la macroeconomía keynesiana, así como estudios empíricos posteriores, sugieren que no es así. Además, si así fuera, nuestros vecinos alemanes y españoles estarían locos.

La teoría económica y los estudios empíricos sugieren que aumentar el salario mínimo un 14% no es una locura

En Alemania, el salario mínimo bruto por hora aumentó un 22% en octubre de 2022, de 9,82 a 12 euros. Esta evolución favorable del salario mínimo se produce tras una serie de aumentos. Entre el segundo semestre de 2018 y el primer semestre de 2024, el salario mínimo mensual bruto para el trabajo a tiempo completo aumentó un 36% en Alemania, en comparación con el 18% en Francia.

Pero todo esto no es nada comparado con el aumento del 54% registrado durante el mismo período en España, impulsado por las medidas adoptadas por la coalición de izquierda en el poder.

Ya sea un pequeño aumento, limitado a la tasa de inflación (Francia), un aumento razonablemente superior a la inflación (Alemania) o una política muy proactiva de aumento del salario mínimo (España), el período reciente nos muestra que el aumento del salario mínimo El salario no tiene ningún efecto negativo sobre el empleo, sino todo lo contrario.

Incluso en Alemania, la situación del empleo no se ha deteriorado, a pesar de que la tasa de desempleo ya estaba en un nivel muy bajo antes del aumento del salario mínimo.

Impactos en las condiciones de vida.

El aumento del salario mínimo tiene consecuencias muy concretas sobre las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias: es un escudo contra la pobreza y una poderosa palanca para reducir las desigualdades que beneficia especialmente a las mujeres, sobrerrepresentadas en los salarios bajos.

Sin embargo, es legítimo durante un período electoral preguntarse si es factible aumentar el salario mínimo a 1.600 euros netos al mes sin un aumento significativo de la tasa de desempleo. Para ello, podemos calcular la relación entre el salario mínimo mensual neto y el salario mensual neto medio.

En Francia, el salario mensual neto medio en el sector privado se situó en 2.091 euros en 2022 según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee). Como se indicó anteriormente, la literatura considera que es probable que aparezcan efectos negativos sobre el empleo cuando el salario mínimo se fija por encima del 81% del salario medio.

En el caso francés, este umbral se situaría, por tanto, en 1.694 euros netos mensuales, es decir, por debajo de los 1.600 euros propuestos por el programa NFP. Este umbral tampoco debe tomarse como un límite absoluto.

Subir el salario mínimo a 1.600 euros no debería provocar el desastre macroeconómico anunciado por el Gobierno y las organizaciones patronales

En el caso de España, la relación entre salario mínimo y salario medio se sitúa en el 86,2% y no se vislumbran consecuencias negativas en el horizonte en términos de empleo.

En cualquier caso, elevar el salario mínimo a 1.600 euros netos no debería provocar, a nivel macroeconómico, el desastre anunciado por el Gobierno y las organizaciones patronales.

Sus afirmaciones, presentadas como evidencia, están en total contradicción con el estado de los conocimientos en ciencias económicas y con la práctica de la política económica en los últimos años entre nuestros vecinos europeos.

Cedric Durand es economista de la Universidad de Ginebra y Leo Malherbeprofesor de economía en la Universidad de Picardía Julio Verne.

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