La globalización provoca constantemente rupturas sociales. Y en Bretaña se está produciendo un nuevo ejemplo simbólico: la fábrica de Saupiquet en Quimper cerrará sus puertas. La producción se trasladará a España y Marruecos a partir de 2025. Esta decisión, tomada por el grupo Bolton Food, propietario de Saupiquet desde hace 25 años, pone fin a una larga historia industrial en Bretaña.
Razones económicas para la reubicación.
El cierre de la fábrica se explica por motivos económicos. Según los representantes de los trabajadores, la situación actual, marcada por la inflación y el aumento de los precios de las materias primas, ha debilitado la rentabilidad de la planta. La producción de caballa y sardina se redujo así a la mitad en dos años, pasando de 80 millones a 43 millones de latas producidas al año.
Este traslado sume a los 155 empleados de la fábrica en la incertidumbre y la preocupación. Se han puesto en marcha medidas de apoyo para facilitar su reclasificación, con la ayuda de una empresa especializada y el apoyo de los fabricantes agroalimentarios locales.
El cierre de la fábrica de Saupiquet en Quimper marca el fin de una era para la industria alimentaria bretona. Se trata de un duro golpe para la región y para el empleo local.
Sólo las leyes proteccionistas y la presión sobre los grandes grupos industriales permitirían salvar puestos de trabajo y una industria que ahora se está desplazando, debido a la globalización, hacia lugares donde la mano de obra es más barata. Las consecuencias sociales de esta búsqueda permanente de productividad no cuentan para estos grandes grupos que no tienen conexión con el territorio en el que se asientan.
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