Tres sindicatos iniciaron una huelga y se manifestaron este martes 26 de noviembre para protestar contra los recortes presupuestarios anunciados por el consejo departamental. El presidente socialista de la comunidad las justifica por las limitaciones del presupuesto de 2025 discutido en el Parlamento.
La pancarta que encabeza la procesión suena como una bofetada para Sébastien Vincini, presidente (PS) del consejo departamental de Alto Garona. “Jaurès, despierta, se han vuelto locos” proclama la intersindical de empleados comunitarios. Después de una primera concentración masiva la semana pasada en el patio interior del imponente edificio que alberga los servicios del departamento, la ira se extendió a los bulevares de Toulouse. El anuncio de la eliminación de 500 puestos de trabajo debido a la austeridad presupuestaria no pasó. Ampliamente distribuido entre los transeúntes, denuncia un folleto elaborado conjuntamente por la CGT, la SUD y la Force Ouvrière «un plan social» y ya predice “una reducción de las prestaciones para las personas mayores” o “el aumento de los precios de los comedores escolares” en las universidades.
“La precariedad no es una elección”
Para pasar la amargura de la pastilla, el consejo departamental, por su parte, plantea el espectro de una virtual “quiebra” y la amenaza de supervisión presupuestaria por parte de la Cámara de Cuentas Regional. Como todos los departamentos de Francia, el consejo departamental de Alto Garona debe afrontar al mismo tiempo el endurecimiento de las medidas impuestas por el Gobierno a las colectividades locales y una caída de sus ingresos fiscales basada en “honorarios notariales”. Faltan 140 millones para completar el presupuesto de 2025, según Sabine Geil-Gómez, electa (PS) encargada de recursos humanos. También alcalde de una pequeña ciudad de 5.000 habitantes al norte de Toulouse, el funcionario electo del cantón de Pechbonnieu tuvo la mala idea de grabar un vídeo para explicar los datos del dilema financiero al personal… bajo un cartel de Jean Jaurès. La figura del ilustre panteonizado socialista barbudo le regresa como un boomerang.
En las filas de los manifestantes, algunos no dudan en dirigirse directamente a sus representantes electos y «mecenas» socialistas. Laurence, empleado del centro de documentación del consejo departamental, hizo un cartel con una olla a presión a punto de explotar para desafiar mejor a “Seb” Vincini. “Estos recortes de personal afectarán a todos, en las universidades o en los hogares de ancianos”. alarma al cuarentón que porta un distintivo de la CGT. Un deterioro anunciado del servicio público que perjudica “en un departamento de izquierda”, añade un compañero de oficina. Otros manifestantes secuestraron los carteles del consejo departamental, asegurando que “La precariedad no es una elección”. Para Hugues Bernard, delegado de la CFDT, lo que hoy se cuestiona es precisamente la decisión del departamento de contratar masivamente personal contractual durante años. “El empleo no puede ser una variable de ajuste como en las empresas privadas” afirma este activista socialista.
“Ahorrar centavos”
En Alto Garona, más de 1.000 agentes del departamento no son funcionarios, sino empleados con contratos de duración variable, según los sindicatos. Principalmente en profesiones de servicios. En los colegios de Revel o Luchon, los directores ya están preocupados por cómo controlar los internados el próximo año sin guardias nocturnos, informa un delegado del SUD. La larga lista de servicios públicos afectados que recoge el folleto intersindical incluye también las dificultades para limpiar la nieve de las carreteras en caso de nevadas este invierno. Cerca de 700 agentes están destinados al mantenimiento de la red viaria, subraya Raphaël Groset, delegado de la CGT. El representante del primer sindicato del departamento todavía se pregunta de dónde encontrarán los funcionarios electos los 20 millones de ahorro en nómina anunciados por Sabine Geil-Gomez en el presupuesto de 2025.
Los drásticos recortes no afectan sólo al personal más precario. El consejo departamental también quiere renegociar el acuerdo sobre jornada laboral y cuestionar los días de permiso concedidos al personal durante los mejores períodos presupuestarios. “Ahorrar centavos” según los sindicatos, que calculan la dotación global en 20 millones al año. Es sobre todo el afán del ejecutivo de Sébastien Vincini por anticipar el plan de austeridad exigido por el gobierno lo que llama la atención de las organizaciones sindicales, de todas las etiquetas. “Podemos entender el tenso contexto presupuestario, pero el momento nos parece precipitado”, resume Raphaël Groset.
France