Un proyecto que está a punto de hacerse realidad ya que la construcción del barco comenzó en septiembre en el astillero Pech’Alu de Inzinzac-Lochrist. La instalación del puente está en progreso. Una vez terminado, pintado y preequipado eléctricamente, el casco de aluminio será transferido a finales de enero de 2025 a Bosco Charpente Marine en Saint-Philibert. En el lugar, donde se realizan trabajos anuales en los cinco barcos de la empresa, se creará la estructura de madera que albergará a 60 pasajeros. El lanzamiento está previsto para mediados de abril, para su puesta en servicio en mayo una vez obtenidas las certificaciones de Maritime Affairs y Bureau Véritas.
“Llevó tiempo porque el proyecto evolucionó mucho. ¡Estamos construyendo la versión 7! Es un proyecto exitoso, respaldado por estudios muy profundos”, subrayan los tres codirectores, Ronan Le Borgne, Jérôme Morverand y Henri Louis. Salimos de la idea inicial del hidrógeno verde. Allí estará el motor eléctrico, con la clásica carga a tierra durante la noche. Se complementará con un modo de propulsión renovable que está en auge: la navegación. Y con un enfoque innovador. Si varios catamaranes de vela se han lanzado al transporte de pasajeros en los últimos años, la PYME de Arzon ha aprovechado sus limitaciones para pedir a Loys Leclercq, arquitecto naval de L20 Naval, que imaginara el barco más ecológico y con las prestaciones posibles.
Navegar en la vida real
La línea elegida desde el principio: Port-Navalo-Locmariaquer, actualmente utilizada por cerca de 8.000 pasajeros en julio-agosto en “L’étoile du gulf”. “Una velocidad de 5 nudos nos basta para cumplir nuestros horarios”, recuerda Henri Louis. “Vamos a navegar de verdad, jugando con las contracorrientes y el viento”, sonríe Ronan Le Borgne. Un desafío posible gracias a un casco optimizado, un génova autovirante de 95 m² equipado con un enrollador hidráulico y un cabrestante eléctrico. Al igual que los demás barcos de la flotilla, el Pass’Avel será maniobrable por un patrón y un marinero.
La empresa ha priorizado al máximo el conocimiento local para esta gran aventura. “Con casi un millón de euros, el Pass’Avel es 15 veces más caro que nuestro barco más caro…”, resume Jérôme Morverand. Fue gracias al fondo de intervención marítima y a su banco que la empresa pudo empezar. Con una limitación: navegar durante todo el año en el cómodo Pass’Avel, para seminarios y otros eventos privados. Sin el ruido o la vibración de un motor, debería resultar atractivo. “La respuesta ya es entusiasta”, se alegra Jérôme Morverand. Los marineros están impacientes.
France