Las primeras denuncias contra el general Ndaywell fueron presentadas ante la fiscalía federal belga por el abogado Alexis Deswaef, también vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH). Se referían en particular a la detención del opositor Salomon Kalonda, a la detención y a los malos tratos infligidos a otro opositor, Franck Diongo (que desde entonces obtuvo el derecho de asilo en Bélgica), y al asesinato del opositor Querubín Okende, el 13 de julio de 2018. 2023.
Esta vez, es el colectivo de abogados de las partes civiles de las comunidades banyamulenge, hema y tutsi de Kivu del Norte, representados en Bélgica por Me Maingain, quienes presentaron una denuncia, el 18 de noviembre, ante la fiscalía federal belga contra el general Ndaywell. tras la muerte en la prisión de Ndolo, centro de detención de Demiap en Kinshasa, del mayor Thomas Ndizeye.
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El mayor (52 años) estaba, según varias fuentes de Goma (Kivu del Norte), destinado a la policía judicial de esta ciudad. Fue detenido el 28 de marzo de 2024, en plena jornada laboral, por los servicios de Demiap, antes de ser extraditado a Kinshasa tres días después, el 31 de marzo.
Según diversos testimonios recogidos en la capital congoleña, el mayor Ndizeye murió el 14 de mayo de 2024 como consecuencia de los malos tratos (calificados en el comunicado del colectivo de abogados como “torturas, tratos inhumanos y degradantes) infligidos por los hombres del general Ndaywell El cuerpo de la víctima no fue entregado a la familia hasta dos meses después. El mayor fue enterrado el 13 de julio de 2024.
Los testimonios evocan los orígenes tutsis del mayor para “explicar” su detención y los abusos que sufrió. También señalan las amenazas periódicas y reveladoras de su superior en Goma, que amenazó con denunciarlo como colaborador del movimiento rebelde M23 basándose en su origen étnico.
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En Kinshasa, el mayor Ndizeye, un gigante de casi dos metros y más de 120 kg, fue encerrado en una celda diminuta y hacinada, no le permitieron visitas de su familia y no recibió asistencia jurídica ni médica. Sus carceleros le negaron sus medicamentos para la presión arterial. La mayoría de estos actos fueron cometidos en Kinshasa, en lugares y por hombres que están directamente bajo la autoridad del general belga Christian Ndaywell, que por tanto está sujeto al derecho penal belga, explica el Colectivo de Abogados, que pide a la fiscalía federal “que abra una investigación judicial o incluso someter el caso a investigación”, antes de anunciar que “ha recibido numerosos informes sobre actos de tortura y tratos inhumanos y degradantes cometidos contra tutsis en el Demiap.” Por lo tanto, al caso del general belga en Bruselas se sumarán otras quejas en las próximas semanas.