En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una cincuentona, enfrentada al acoso de su expareja, confió a nuestros colegas de Oeste de Francia. Esta residente del norte de Maine y Loira vive una auténtica pesadilla desde su separación.
Pensó que se estaba liberando de un manipulador, pero heredó un acosador. Una situación que sufre desde hace seis años. Muy poco después de la ruptura, esta mujer se da cuenta de que su expareja la sigue a todas partes. En la calle o en el supermercado, el hombre espía cada uno de estos gestos. Se convirtió en su sombra. Una presencia constante e inquietante de la que no puede escapar.
La gendarmería rechaza su denuncia.
¿Para mudarse? Ella lo intentó. Pero al día siguiente, su acosador merodea frente a su casa. Petrificada, hace revisar su coche y su teléfono para comprobar que no se ha instalado ningún dispositivo de vigilancia. En vano. Sin otras soluciones y agotada, acabó interponiendo una denuncia.
Lamentablemente, sin pruebas concretas no es posible ningún procesamiento. Finalmente se dirigió a la asociación SOS Mujeres 49, que le brindó apoyo, pero no ninguna solución. La cincuentona vive ahora el día a día con miedo a un posible acto, intentando escapar lo más posible de su persecución.
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