Desde 2018, Marruecos se ha enfrentado a una disminución significativa de las precipitaciones, con una caída del 34% con respecto a la media estacional, alcanzando sólo 240 mm hasta mediados de julio de 2024. Esta situación ha provocado una reducción notable de los rendimientos agrícolas, en particular de la producción de cereales. Se estima en 31,2 millones de quintales en 2024, una disminución del 43% respecto a la temporada anterior. Esta situación tiene importantes repercusiones económicas, afectando a la seguridad alimentaria y aumentando la dependencia del país de las importaciones de cereales.
Frente a estos desafíos, es imperativo fortalecer las estrategias de adaptación y resiliencia en el sector agrícola. Esto incluye promover cultivos resistentes a la sequía, mejorar las técnicas de riego e implementar políticas sostenibles de gestión de los recursos hídricos. Además, el desarrollo de sistemas de alerta temprana y programas de capacitación para agricultores sobre prácticas agrícolas sostenibles es esencial para mitigar los impactos del cambio climático.
Medidas del Gobierno para la campaña 2024-2025
Durante el lanzamiento de la campaña agrícola 2024/2025 en El Hajeb y Meknes, el ministro de Agricultura, Ahmed El Bouari, declaró que las medidas adoptadas tienen como objetivo “apoyar a los agricultores frente a los actuales desafíos climáticos y económicos”. Está prevista una ampliación de la cobertura del seguro climático multirriesgo para cereales, leguminosas y oleaginosas, cubriendo aproximadamente un millón de hectáreas, así como para árboles frutales en casi 50.000 hectáreas.
Las iniciativas anunciadas por el ministro reflejan una clara voluntad de reforzar la resiliencia del sector agrícola marroquí. La movilización de 1,26 millones de quintales de semillas certificadas a precios subvencionados, incluidas nuevas especies de cereales, forrajes y leguminosas, es un enfoque proactivo para diversificar los cultivos y fomentar la rotación de cultivos.
El programa nacional de riego suplementario de cereales, que tiene como objetivo un millón de hectáreas para 2030, así como el programa de siembra directa que abarca 260.000 hectáreas este año, demuestran una estrategia a largo plazo para asegurar y estabilizar la producción de cereales.
Pero los ojos permanecen fijos en el cielo.
Sin embargo, el éxito de estas medidas dependerá de su implementación efectiva y del apoyo de los agricultores. La distribución de semillas y fertilizantes a precios subsidiados requiere una logística eficiente para llegar a los agricultores, especialmente a los más vulnerables. Además, la adopción de técnicas como la siembra directa requiere una capacitación adecuada de los agricultores y un apoyo continuo para garantizar una transición exitosa.
A pesar de los desafíos, están surgiendo señales positivas. Las lluvias recientes han llenado los embalses, brindando un rayo de esperanza para las cosechas. Además, el gobierno prevé un aumento del 4% en el presupuesto del Ministerio de Agricultura en 2025, hasta alcanzar los 14,21 mil millones de dírhams, para seguir apoyando al sector.