Yo, Gérard Kremser, era conocido por su arduo trabajo, su carácter luchador, su cercanía a personas de todos los orígenes y su sentido de la justicia. El abogado, especializado en derecho penal y derecho de familia, falleció este sábado en el Instituto del Cáncer Lorraine de Nancy, después de luchar durante casi 17 años contra la enfermedad.
Deja un gran vacío en el corazón de sus seres queridos, su esposa Nicole, sus hijos Thomas, Elsa y Agathe, sus nietos Raphaëlle, Sacha y Roméo.
Nacimiento en Villerupt
La historia del Sr. Kremser es la de un hijo único nacido el 22 de diciembre de 1953 en una familia modesta de Villerupt. Una madre que regentaba una peluquería situada en la calle Foch. Un padre taxista. El Sr. Kremser, un estudiante bastante normal, estaba rodeado de un grupo de amigos que planeaban estudiar medicina. Había elegido otro camino, el del derecho.
Y tras obtener el bachillerato, ingresó en la facultad de derecho de Nancy. Fue la revelación tras su encuentro con un tenor del colegio de abogados de Nancy y, en 1982, prestó juramento delante de sus compañeros. Luego dudó entre Nancy y Briey para dar sus primeros pasos como defensor. Y finalmente optó por la corte de Valdobriotin y se convirtió en colaborador de Me Lorenz que falleció poco después.
Casos emblemáticos
El joven abogado decidió entonces quedarse en Briey y crear su propio despacho. Trabajó allí solo durante muchos años, sin contar las horas. Acumulará expedientes, defenderá en toda Francia, pero especialmente en el Gran Este.
De todos los casos defendidos, los más notables son sin duda la defensa de las víctimas de Moutiers y Auboué tras los hundimientos mineros de los años 1990 o incluso la de las víctimas de Vincent Aiutino, el asesino en serie del Pays Haut, apodado el hombre. cincuenta casos.
Pero el punto fuerte del Sr. Kremser fue la justicia local, que nos permite resolver los problemas diarios de todas estas personas anónimas.
“Luchó como un león”
El vicepresidente era conocido por trabajar solo. Hasta 2008, cuando su hijo Thomas prestó juramento. Fecha en la que se incorporó al despacho de su padre. “Era un hombre muy cercano a la gente, reconocido por su hermandad, su vivacidad de ánimo, su capacidad de trabajo. Fue un conquistador. Nunca soltó a sus clientes”, admite su hijo. “Luchó contra la enfermedad durante 17 años, con momentos de esperanza y decepción. Luchó como un león”.
Nuestro más sentido pésame.
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