Un comienzo dramático del día, en Ludres, callejón sin salida, Camille-Corot, donde se produjo un incendio, poco antes de las nueve de la mañana, en un pabellón al final de la calle.
Un incendio violento, ya que todo el pabellón se convirtió en humo, a pesar de la intervención de dieciocho bomberos, dos coches de bomberos y una gran escalera, procedentes del cuartel de Vandoeuvre y Neuves-Maison.
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Puestos bajo el mando de la capitana Claire-Eva Lecomte, los bomberos finalmente pusieron fin al incendio y se hicieron cargo de los dos ocupantes.
Como su estado de salud no era motivo de preocupación, no fueron trasladados a urgencias.
In situ, el alcalde de Ludres, Pierre Boileau, y uno de sus adjuntos, se encargan del cuidado y realojamiento de los residentes.
El perro no sobrevivió.
Los bomberos siguen en el lugar y prosiguen sus reconocimientos, en particular retirando el tejado para detectar cualquier reanudación del fuego. Techo que se desplomó.
Muy conmocionados, los residentes, una pareja de sesenta años, finalmente serán realojados por su seguro. El ayuntamiento disponía de alojamiento en caso de necesidad. El perro no sobrevivió, fue envenenado.
Por el momento se desconoce el origen del desastre. La única certeza es que es accidental.
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