“En 2023, la Internet Watch Foundation reveló, para nuestra gran vergüenza, que Suiza era el cuarto país con mayor contenido de abuso sexual infantil, después de los Países Bajos, los Estados Unidos y Hong Kong”, recordó la consejera nacional Christine Bulliard-Marbach ( FR/C), en una moción presentada en septiembre.
En esta ocasión, la Friburguesa pidió al Consejo Federal que colmara un vacío legal que beneficia a las redes criminales infantiles. Y este jueves, el Ejecutivo publicó su respuesta: apoya el planteamiento. En concreto, se trata de ampliar la obligación de denunciar este tipo de contenidos, como ya han hecho los países de la UE.
Actualmente, en Suiza, esta obligación sólo se aplica a los proveedores de servicios de telecomunicaciones, como Swisscom. La situación es diferente para los proveedores de alojamiento de sitios web: no están obligados a bloquear contenidos ilegales ni a alertar a las autoridades, explica el periódico Aargauer Zeitung.
Ciertamente, el sector local ha adoptado un “código de conducta” para abordar el problema, pero sólo se aplica de forma voluntaria. Y este fallo del sistema bien podría explicar por qué Suiza es tan próspera en el comercio de este tipo de imágenes.
La ONG que ha elaborado el ranking de los peores países en este ámbito cree que el mal resultado de Suiza se debe principalmente a dos sitios que albergaban cada uno miles de imágenes ilícitas. Así, el número de direcciones URL en las que se detectaron abusos sexuales a niños aumentó en Suiza de 637 en 2022 a 22.569 el año pasado, es decir, el 8% de las URL denunciadas en el mundo. Tenga en cuenta que el comercio y la producción de contenidos sobre abuso infantil representan una facturación global estimada por Interpol en 18 mil millones de dólares.