Insultos, amenazas, violencia física: el primer año de secundaria fue un infierno para Félicia Forget, una niña de 12 años que vive en Shawinigan, en Mauricie.
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Incluso habría oído incitaciones a quitarse la vida. Según ella, la situación degeneró rápidamente.
“Me golpearon, pero para ellos era por diversión”, dijo.
Su familia menciona haber denunciado la situación en varias ocasiones al personal del instituto Les Chutes, al que acude, así como a la dirección.
“Dejé de trabajar porque mi hija no estaba bien, estaba al borde del suicidio. Ya no soporto ver a mi hija consumirse así”, añade su madre, Stéphanie Forget, rompiendo a llorar.
Para darle peso a sus acusaciones, Félicia portaba un micrófono oculto para que se informaran las palabras de los presuntos agresores. Podemos escuchar “vete ahorcarte” y a la adolescente gritando “déjame ir” a sus matones.
Sin embargo, el Centro de Servicios Escolares Énergie ofrece una versión completamente diferente, mencionando que se tendieron las manos a la familia, pero que muchos servicios fueron rechazados.
“Se hicieron intervenciones con estudiantes que fueron reportados como disruptivos, con sus padres. Estamos hablando de avisos, reuniones, reuniones de toda la clase”, explica la portavoz del centro de servicios escolares Énergie, Amélie Germain-Bergeron.
Durante los próximos días, Félicia se quedará en casa y tendrá que ir a la escuela sólo para realizar sus exámenes en una sala privada, lejos de otros estudiantes.
Ciertamente teme el próximo año escolar y espera no tener que cambiar de escuela.
La familia espera de todo corazón que su hija pueda continuar su carrera escolar en un programa que le encanta, el de las artes escénicas, y sobre todo, con total tranquilidad.
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