En su última actualización del ranking de selecciones nacionales según valor de mercado, el medio especializado alemán “Transfermarkt” situó el Marruecos en el puesto 13 del mundo. Un equipo valorado en más de 400 millones de euros (M€), primero en África, muy por delante de Costa de Marfil (segundo, 288 millones de euros) o incluso Japón, líder en Asia (283 millones de euros). Este valor da una idea clara de la fuerza de ataque disponible para Walid Regragui. Desafortunadamente, el entrenador y su personal todavía luchan por traducir este poder en resultados y juego desarrollado, a veces contra selecciones mucho menos estelares.
El enigma recurrente del punto de ataque
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La bisagra central ya no es tan segura
Antes de la última CAN en Costa de Marfil, la defensa marroquí se presentaba como una fortaleza infranqueable. En este mes de junio, en cambio, tras la reunión del viernes, la situación ha cambiado repentinamente. El regreso de Romain Saïss, destituido en marzo, no fue de la mejor manera. A su compañero Nayef Aguerd le faltaba claramente competitividad, habiendo sido relegado al banquillo del West Ham desde su regreso de San-Pédro. El gol de Zambia también ilustra la falta de puntos de referencia en la defensa marroquí, que rara vez fue convocada el viernes. Cuestiona también la vigilancia de Yassine Bounou, demasiado pasivo al bloquear el disparo. En la trampa también cayó Yahya Attiat Allah, quien estuvo en el origen del gol del Chipolopolo tras un balón perdido por el carril izquierdo.
¡Regragui se sacó un buen truco del sombrero antes de pegarse un tiro en el pie!
Liderando el marcador 1-0 hasta el minuto 60, pero incapaz de consolidar su ventaja, a pesar del claro dominio, el técnico sustituyó a Ziyech y En-Nesyri por El Kaâbi y Rahimi. Luego cambió a un 4-1-3-2 que dio más libertad a Díaz y Ben Seghir. Durante el cuarto de hora siguiente a este cambio, Marruecos literalmente sacó pecho, creando más espacios y accediendo con mayor facilidad a la superficie contraria. La euforia finalmente no duró mucho, ya que el técnico prefirió prescindir de los servicios del mejor jugador del partido, Ben Seghir, sustituido por Adli, que no tuvo tanto impacto en la banda izquierda. Marruecos perdió más balones tras este cambio y Zambia luego mostró su poder en el contraataque.
¿Hacia una nueva crisis en el vestuario?
¡La escena circuló por Internet incluso antes de que terminara la reunión del viernes! Llamados a ceder sus puestos a Rahimi y El Kaâbi, Ziyech y En-Nesyri mostraron su enfado al margen. Al comentar este incidente, el seleccionador nacional intentó poner en perspectiva el suceso, asegurando que se trataba de un indicador “positivo” y que así los dos jugadores estaban demostrando sus ganas de jugar. Al pasar por la zona mixta, las expresiones faciales de los jugadores hablaban mucho del tenso ambiente que reinaba en el vestuario. Mientras el equipo volvía al autobús para regresar al hotel, Walid Regragui habló largamente con el capitán Romain Saïss sobre este tema.
Ben Seghir, el rayo de esperanza
Aún más explosiva que Abdessamad Ezzalzouli, más provocadora que Sofiane Boufal, Eliesse Ben Seghir iluminó el carril izquierdo de Walid Regragui el viernes. A sus 19 años, el jugador hizo gala de una gran madurez sin que le falte atrevimiento. Regates exitosos, muy pocos balones perdidos, buen entendimiento con Díaz y Attiat Allah, tiros intentados fuera del área… el delantero del AS Monaco fue una de las raras satisfacciones de la 3ª jornada de clasificación para el Mundial de 2026. Su recompensa fue la suya. Primer gol de la selección, tras un gran disparo de Díaz. Si continúa con su impulso, el flanco izquierdo se convertirá en su dominio exclusivo.