Casi 500 personas se manifestaron en Isigny-le-Buat contra un proyecto de ampliación de invernaderos para el cultivo de tomates. Los activistas consideran que el proyecto consume mucha energía y es excesivo.
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Tomates de papel maché, carteles con mensajes ácidos, fue un extraño desfile el que se realizó en Isigny-le-Buat, este sábado 16 de noviembre. Cerca de 500 personas participaron en la campaña para hacer oír su voz, respondiendo al llamamiento de la Confédération paysanne de la Manche y “Stop a los tomates industriales”.
En su punto de mira, la multinacional holandesa Agro Care. La empresa quiere ampliar sus operaciones. Los invernaderos de Buatproductora de tomates, de 12 a 32 hectáreas. Sin embargo, el expediente fue rechazado por el prefecto de La Mancha en noviembre. La institución señaló “lagunas e insuficiencias que no permiten una comprensión completa de los impactos de diferente naturaleza en el medio ambiente cerca y lejos del sitio planificado“.
Pero los opositores al proyecto no quieren debilitar su movilización como resultado. “Aunque haya habido esta negativa por parte de la prefectura, hay que entender que el proyecto está cuestionado en ciertos aspectos. Pero es difícil imaginar que la empresa desistiría del asunto tras una negativa inicial. Imaginamos que pueden representar un expediente que corresponda a las expectativas de la prefectura”, explica Annick Briand, horticultor y coportavoz de la Confédération paysanne de la Manche, hablando con Lara Dolan, periodista de France 3 Normandie.
Los activistas denuncian un proyecto perjudicial para el medio ambiente y para los productores locales. La duda también se cierne sobre las necesidades de agua y calefacción necesarias para el cultivo de estos tomates en invernadero.
Los vecinos de la localidad también temen las consecuencias visuales de este megaproyecto. “Se trata de tierras que no se destinarán a los agricultores, invernaderos de 7 metros de altura. Quiero conservar mi campo normando. No necesitamos comer tomates todo el año, son tomates de superficie, no los queremos“, añade Odile, vecina del proyecto de ampliación y miembro de la colectivo “smejores tomates industriales“. “Nuestra casa se devaluará, ya no valdrá nada.“, teme Nicole, que vive cerca de la empresa.
La empresa todavía tiene la posibilidad de presentar un expediente modificado a la prefectura. La Confederación Campesina no tiene intención de frenar su movilización contra el proyecto.
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