Este 15 de noviembre se celebra el Día del Rey. Esto es lo que necesita saber sobre este día tan especial para nuestro país.
Este 15 de noviembre se celebra el Día del Rey, una celebración anual en Bélgica para honrar al soberano. Pero ¿de dónde viene esta tradición y cómo se celebra hoy en día?
Una celebración que se remonta a 1866
El Día del Rey se originó en 1866, un año después de la muerte de Leopoldo I, nuestro primer rey. Se eligió la fecha 15 de noviembre porque corresponde al día de San Leopoldo en el calendario germánico. Leopoldo no es sólo el nombre del primer rey, sino también del segundo y del cuarto, lo que refuerza la importancia simbólica de este día.
Sin embargo, durante el reinado de Alberto I, que subió al trono en 1909, esta festividad se celebraba inicialmente el 26 de noviembre, día de San Alberto. Pero tras la muerte de la madre de Alberto I en esta fecha de 1912, la celebración se trasladó al 15 de noviembre. La fecha será oficializada definitivamente por el rey Balduino en 1952.
Los acontecimientos del 15 de noviembre
La celebración del día incluye dos momentos destacados:
- El Te Deum: Ceremonia religiosa que tiene lugar en la Catedral de los Santos Miguel y Gúdule en Bruselas. Refleja la fe católica practicada por la familia real.
- Una ceremonia laica: introducida a principios de la década de 2000 para subrayar la neutralidad del Estado belga, está organizada en el Palacio de la Nación por la Cámara de Representantes, el Senado y el Gobierno federal.
Este año, el rey Alberto II asistirá al Te Deum, pero sin la reina Paola, que actualmente se recupera de una caída. También estarán presentes los príncipes Astrid y Laurent, acompañados de sus cónyuges. Por otro lado, el rey Felipe y la reina Matilde, los soberanos reinantes, nunca asisten a estas ceremonias, porque este día está dedicado a ellos. Por tanto, para ellos es un día festivo.
Un día festivo… pero no para todos
Si bien el Día del Rey es un día festivo para los funcionarios públicos y los empleados del sector administrativo, no está reconocido como tal para todos los belgas. Por tanto, los colegios permanecen abiertos, aunque algunas guarderías podrán cerrar según el caso.
Este día, entre tradición y modernidad, es una oportunidad para que el país celebre no sólo la monarquía, sino también los valores que ésta encarna en la sociedad belga.
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