En treinta y cuatro años de activismo, François Hommeril ha repetido repetidamente que es necesario velar por la suerte de las personas víctimas del despido económico. Pero el presidente de la CFE-CGC, el sindicato de ejecutivos, nunca había tenido personalmente una experiencia así. Ahora puede testificar: ser apartado de la plantilla de una empresa es un shock “increíblemente violento”Según él, aunque no le preocupa el futuro. En quiebra, la empresa Niche Fused Alumina, donde hasta ahora trabajaba, acaba de ser adquirida por un industrial, que conserva 119 empleados de 173. El Sr. Hommeril se encuentra en el “carro” de quienes pierden su empleo. Una situación probablemente sin precedentes para el jefe de una confederación que defiende a los trabajadores.
Ingeniero de formación, el Sr. Hommeril comenzó su vida profesional en 1989 en Pechiney, en Gardanne (Bocas del Ródano). Nueve años más tarde, el grupo francés lo trasladó a La Bâthie (Saboya) dentro de otra unidad que fabrica corindón blanco, un óxido de aluminio utilizado en productos para parquet laminado, aeroespacial, automóviles, etc. Con su mujer y sus cinco hijos se arraigó en esta ciudad de unos 2.000 habitantes y se unió, una cosa tras otra, a “la fábrica” : “Estoy muy ligado a ella, a su destino”explica.
En la empresa, logró aumentar la audiencia de su sindicato y al mismo tiempo mantuvo buenas relaciones con sus colegas de la CGT, la organización número uno del sitio. Incluso hace una lista conjunta con ellos en las elecciones profesionales. Una complicidad inesperada, que se debe, en parte, a su personalidad: el señor Hommeril no duda en desafiar la jerarquía y su sentido de la fórmula devastadora seduce.
Movilización general
Año tras año fue testigo del desmantelamiento de Pechiney. El ex campeón francés del aluminio pasó por los colores de Alcan y luego de Rio Tinto, antes de vivir muchas otras vicisitudes. El sindicalista lucha llevando la voz de su organización al nivel de los órganos europeos del grupo. Elegido en 2016 al frente de la CFE-CGC, sigue formando parte de los equipos de la fábrica de La Bâthie, con mandato de delegado. Aunque ya casi no trabaja allí, su remuneración la paga Niche Fused Alumina, el nuevo propietario, y regresa regularmente, por ejemplo durante las negociaciones salariales anuales o durante la crisis sanitaria de 2020.
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