Quebec, ciudad de la literatura de la UNESCO: ¿en serio?

Quebec, ciudad de la literatura de la UNESCO: ¿en serio?
Quebec, ciudad de la literatura de la UNESCO: ¿en serio?
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Cuál fue mi sorpresa cuando supe que desde el rechazo de los huelguistas a la última oferta patronal, no había habido sesión de negociación entre las partes. Esta noticia me escandalizó principalmente por dos razones: primero, porque demuestra el desinterés del gobierno Marchand por la cultura; En segundo lugar, porque revela que el Instituto Canadiense de Quebec, empleador de los bibliotecarios, demostró en estas negociaciones una falta de buena fe a la que, sin embargo, está obligado en virtud del Derecho laboral quebequense.

La mayoría de las personas con las que hablé sobre este conflicto creen que este asunto, que se está convirtiendo en una farsa, ya ha durado bastante y que la administración Marchand debe hacer todo lo que esté a su alcance para reabrir las bibliotecas públicas, que pertenecen a los ciudadanos, especialmente desde que Las finanzas de la ciudad están en buena forma y los empleados de la biblioteca están mal pagados.

Es hora de que los ciudadanos de Quebec hagan saber a los responsables de la toma de decisiones que están hartos de esta denegación de servicios a los que tienen derecho. ¿Cómo? Enviando correos electrónicos en los que expresan cortés pero firmemente su descontento al ICQ, a la siguiente dirección: [email protected]. Accediendo al sitio web de la ciudad de Quebec (Élus (quebec.qc.ca)) y contactando al alcalde Marchand para sugerirle que utilice su autoridad para poner fin a la huelga, utilizando la dirección de correo electrónico proporcionada. Y para convertirse en miembros del ICQ, un procedimiento sencillo y gratuito dirigiéndose a la siguiente dirección (Hacerse miembro – Instituto Canadiense de Quebec), que les permitirá asistir a la asamblea general anual, que en este momento, según me dijeron Debe realizarse el próximo miércoles 29 de mayo (fecha por verificar), para convocar a negociaciones serias.

Todo el mundo entiende que la huelga en las bibliotecas se prolonga porque sus empleados no tienen el poder de molestar que los obreros o los conductores de autobuses, que ganan más del doble, y que la cultura no tiene mucho peso para esta administración.

La forma en que el ICQ y la administración Marchand tratan el caso de las bibliotecas tiende a demostrar que la ciudad tal vez no merezca su título de “Ciudad de la literatura de la UNESCO”, y que bien podría convertirse en un futuro próximo en “Ciudad de la ignorancia”.

—Marc Simard, Quebec

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