Un informe reciente del Ministerio de Asuntos Exteriores español reveló una cifra sorprendente: Marruecos se encuentra entre los países que albergan el mayor número de detenidos españoles en el extranjero, con 113 presos españoles de un total de 992 repartidos en cárceles de todo el mundo.
Las cifras hablan por sí solas: la mayoría de los españoles detenidos en prisiones marroquíes están implicados en casos de drogas, a menudo detenidos en aeropuertos, puertos y fronteras. Estas detenciones son resultado de operaciones destinadas a impedir el paso de drogas a través de fronteras internacionales. Con 113 detenidos, Marruecos ocupa el tercer lugar entre los países extranjeros donde hay españoles encarcelados, por detrás de Francia (190 detenidos) y Alemania (131 detenidos).
El informe del Ministerio español también llama la atención sobre un hecho notable. A pesar de la persistencia de estos casos, el número total de españoles detenidos en el extranjero ha disminuido significativamente durante la última década. Si bien hace diez años superaba los 2.500, hoy esta cifra es mucho menor.
Sin embargo, el documento destaca un aspecto preocupante: las condiciones de detención en determinados establecimientos penitenciarios extranjeros. En particular, denuncia graves violaciones de derechos humanos en varias regiones, en particular América Latina, Asia y África subsahariana. Las cárceles de estas zonas suelen estar asociadas a condiciones insalubres, hacinamiento y trato inhumano. Esta constatación lleva al ministerio a insistir, en su informe, en la necesidad de garantizar los derechos fundamentales de los españoles detenidos en el extranjero. El respeto a la vida y la integridad física, el acceso a un juicio justo, el derecho a asistencia consular, una atención médica adecuada y condiciones de detención dignas están en el centro de esta demanda.
El informe no deja de recordar que debe respetarse el marco internacional en materia de trato a los detenidos. Menciona expresamente tratados como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, enfatizando que las penas impuestas no deben ir en contra de las establecidas. estándares.
Para los ciudadanos españoles detenidos en el extranjero y que deseen cumplir su condena en su país natal, el informe recuerda también las posibilidades de traslados. Los reclusos con nacionalidad o residencia española pueden, en determinadas condiciones, solicitar su repatriación a España para cumplir allí su pena. Este proceso se rige por convenios y acuerdos, entre ellos la Ley 23/2014 de reconocimiento mutuo de resoluciones penales dentro de la Unión Europea y el Convenio de Estrasburgo sobre traslado de personas condenadas.