Mathéo, de 2 años y medio, recibió un trasplante de hígado y riñón, un caso sin precedentes en Francia para un niño tan pequeño. El pequeño sufre una rara enfermedad genética que impide que algunos de sus órganos funcionen correctamente.
Alivio para sus padres. Mathéo, de 2 años y medio, se benefició el pasado mes de septiembre de un doble trasplante de hígado y riñón, aunque padece una rara enfermedad genética, la primera que sufre un niño tan pequeño en Francia. Su madre lo confiesa el viernes 1 de noviembre en las columnas del Oeste de Francia.
“Quedamos atónitos cuando recibimos la llamada que llevábamos esperando casi un año”, recuerda con emoción Émeline Soullard, la madre de Mathéo, al enterarse de que su hijo tenía un donante.
Originario de Maine y Loira, el pequeño fue operado el 1 de septiembre en el hospital Necker de París.
Una enfermedad rara que puede ser mortal
Desde su nacimiento, Mathéo sufre de acidemia metilmalónica, también llamada AMM. Este raro trastorno metabólico afecta la capacidad del cuerpo para procesar ciertas grasas y proteínas y puede ser fatal.
Los primeros síntomas aparecieron poco después del nacimiento del pequeño, en junio de 2022. Cuando sólo tenía dos meses, sus riñones ya no funcionaban y debía someterse a diálisis todos los días para mantenerlo con vida. Pero al cabo de unos meses ya no era suficiente: sus riñones sólo funcionaban entre un 30 y un 50%.
Mathéo es operado de urgencia en París. Se realizan tres operaciones en apenas 48 horas. Para quedarse con él, su madre dejó de trabajar y se mudó a la capital. Incluso se lanzó entonces una recaudación de fondos para ayudar a financiar esta mudanza, recaudando cerca de 30.000 euros.
El pasado mes de enero, los médicos anunciaron a los padres de Mathéo que su hijo tendría que someterse a un doble trasplante. Una operación importante y más para un niño tan pequeño como él.
13 horas de funcionamiento
Particularidad: el doble trasplante de hígado y riñón debe proceder del mismo donante. Si un riñón se puede donar durante su vida, el hígado es imposible. Por tanto, los padres de Mathéo no pueden ser donantes.
Después de meses de espera y ansiedad, Émeline Soullard dice que recibió la llamada tan esperada el 31 de agosto. Al día siguiente, el pequeño estuvo en la mesa de operaciones “durante trece horas”, dijo.
Al final del día, sus padres lo visitan. “Estaba conectado en todas partes, con grandes cicatrices y gente mirándolo todo el tiempo, fue impresionante”, asegura Émeline Soullard.
20 medicamentos por día
Después de pasar un mes en la unidad de cuidados intensivos y dos regresos al quirófano, Mathéo está de regreso en la casa familiar. “Con su nuevo hígado puede ingerir determinadas proteínas”, se alegra su madre.
El pequeño aún no se considera curado. Tiene que tomar “veinte medicamentos al día”, según su madre, y sigue yendo al hospital todas las semanas para control.
“El hígado se regenera, todo estará bien”, dijo. Su preocupación está en otra parte. “El riñón es una espada de Damocles, no sabemos cuándo su cuerpo habrá decidido que ya no lo quiere”, afirma.
Cuando llega ese momento, sus padres aseguran que están dispuestos a donar uno de sus riñones para su hijo, si son compatibles.
Mientras tanto, los padres de Mathéo todavía deben hacer lo que puedan con una vida diaria compleja. “No le permiten utilizar el transporte público, ver a demasiada gente, especialmente niños”, explica Émeline Soullard, que se mantiene cautelosa.