El mal tiempo reciente en España está causando preocupación en Marruecos, donde se pronostican lluvias importantes. Aunque la situación no es tan crítica, las precipitaciones y las nevadas están empeorando la infraestructura, particularmente en el Medio Atlas, lo que ha llevado a las autoridades a adoptar medidas preventivas para proteger a las poblaciones vulnerables.
El violento mal tiempo que azotó recientemente algunas regiones de España ha provocado una ola de preocupación en Marruecos. Las imágenes de considerables daños y pérdidas humanas en España recuerdan la vulnerabilidad de las infraestructuras ante los peligros climáticos. Mientras Marruecos se prepara para las fuertes lluvias previstas en el norte del país, la situación, aunque menos dramática, no debe tomarse a la ligera. Las recientes precipitaciones y nevadas ya han agravado el estado de la infraestructura en varias regiones, particularmente en el Medio Atlas.
En este contexto, el tráfico se vio interrumpido en muchas zonas montañosas, dificultando el acceso a pueblos y localidades aisladas. Las autoridades locales respondieron implementando medidas preventivas para proteger a las poblaciones vulnerables, incluidas las mujeres embarazadas y los escolares.
Sin embargo, las recientes lluvias también han puesto de relieve las deficiencias de la infraestructura viaria de Marruecos. Se ha descubierto que la calidad de las carreteras es alarmante, a menudo debido a obras mal ejecutadas y contratos públicos que no cumplen con los estándares requeridos. Esta observación plantea interrogantes sobre la gestión de proyectos de infraestructura en el país y resalta la importancia de invertir en construcciones duraderas y resistentes a la intemperie.
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Desde el punto de vista hidrológico, las lluvias caídas a finales de la semana pasada tuvieron un impacto positivo en el ritmo de llenado de los embalses nacionales. Actualmente, la tasa de ocupación ronda el 30%, una cifra alentadora respecto al año anterior, cuando era sólo del 25,1%. Las 66 presas, distribuidas en las diez cuencas hidráulicas del reino, vieron aumentar su volumen de agua, alcanzando un total de 4,97 mil millones de metros cúbicos para una capacidad total de 16,85 mil millones.
Las provincias de la región de Drâa-Tafilalet se beneficiaron especialmente de estas precipitaciones. La cuenca hidráulica de Ziz-Guir-Ghris ha visto sus embalses considerablemente reforzados, llegando algunos incluso a un índice de llenado cercano al 60%. Cifras igualmente prometedoras proceden de la cuenca de Loukkos, que muestra una tasa del 48,5%, y de la cuenca de Tensift, que alcanza el 45,75%. Estos avances son cruciales para la agricultura y el suministro de agua de las poblaciones locales.
Por otra parte, la situación es más preocupante para la gran presa de Al Massira, que se ha visto gravemente afectada por la prolongada sequía. Esta presa, vital para el abastecimiento de agua potable de Casablanca, no se benefició de las últimas precipitaciones. Sólo está llena al 0,9% de su capacidad, mientras que la presa de Sidi Abdellah Maachou está completamente seca. Estos niveles críticos de agua generan preocupación sobre la seguridad del suministro de agua en una de las ciudades más grandes del país.