“No es una enfermedad vergonzosa”: un año después de la polémica, los solicitantes de asilo llegan al Tarn

“No es una enfermedad vergonzosa”: un año después de la polémica, los solicitantes de asilo llegan al Tarn
“No es una enfermedad vergonzosa”: un año después de la polémica, los solicitantes de asilo llegan al Tarn
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lo esencial
Un año después de la polémica sobre la creación de un centro de acogida en Réalmont, la Prefectura cambió su método para permitir la acogida de 50 solicitantes de asilo en municipios voluntarios. Si el contexto parece menos eléctrico, el enfrentamiento ha dejado su huella. Y se requiere discreción.

Hace un año estalló el “asunto” Cada de Réalmont. El proyecto de creación de un centro de acogida para solicitantes de asilo en el corazón del Tarn generó una acalorada polémica en el departamento, que llevó a la Prefectura a prohibir dos manifestaciones y a revisar en profundidad la metodología del proyecto.

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¿Dónde estamos un año después? Si el expediente ya no causa sensación, no ha sido abandonado. “Se han creado unas cincuenta plazas en varios municipios”, indica el prefecto del Tarn, Michel Vilbois. ¿Cuáles? Misterio y gomita. “Respeté el compromiso moral de mi predecesor de dejar a los alcaldes la opción de hacerlo público o no”, justifica el representante estatal. De los siete municipios afectados, ninguno lo ha hecho.

“No tenemos nada que ocultar”

Porque el tema es delicado para los funcionarios electos locales. En Réalmont, el alcalde, Henri Viaules, se mostró molesto por no haber sido informado de este proyecto prefectural, confiado a la asociación “Hábitat y Humanismo”. Fue descubierto por casualidad, tras la publicación de una oferta de trabajo, lo que provocó la ira de la derecha y la extrema derecha. Esto es lo que llevó al Estado a dar marcha atrás. A principios de junio, en vísperas de dos manifestaciones rivales, una de oposición y otra de apoyo, el ex prefecto François-Xavier Lauch anunció que los solicitantes de asilo sólo serían acogidos en los municipios voluntarios.

Si la Prefectura afirma haber recibido numerosas solicitudes, está claro que no muchas se han presentado. Refrescado sin duda por el precedente de Saliès, cuyo alcalde, Jean-François Rochedreux, fue uno de los primeros en declararse voluntario. Esto llevó a que fuera blanco de folletos distribuidos por la Agrupación Nacional. Paradójicamente, la ciudad no acoge actualmente a ningún solicitante de asilo. “Solo tenemos una vivienda y hubo daños por agua”, lamenta el alcalde, que aún no se ha dado por vencido. “Habitat et humanisme nos ha garantizado su discreción, pero no tenemos nada que ocultar. No es una enfermedad vergonzosa”, insiste Jean-François Rochedreux.

“El Estado tiene el deber de ser transparente”

En Lavaur, por el contrario, el alcalde, Bernard Carayon, rechaza categóricamente esta acogida. “Los alcaldes guardan silencio, el Estado los oculta. Y la inmigración descontrolada sigue causando estragos en Francia. El Estado tiene el deber de ser transparente”, denuncia el electo, que detalla en un comunicado una lista de las nacionalidades acogidas, transmitida por la Prefectura. De lo que se desprende que 6 nacionales de Kosovo y Bangladesh, 5 de Brasil, 4 de Guinea, 3 de Sudán y Afganistán se encuentran actualmente en el Tarn… “La mayoría no pueden ser considerados refugiados”, insiste Bernard Carayon.

“Los solicitantes de asilo están allí y nadie ha oído hablar de ellos. Es bueno que su presencia no plantee ningún problema”, posterga el prefecto del Tarn, Michel Vilbois, quien añade que las deportaciones a la frontera continúan a un ritmo acelerado. El año pasado había casi 200 en Tarn.

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