Bajo un sol radiante, el pontífice de 87 años inició un recorrido por el estadio a bordo de su “Papamóvil”, aclamado por los fieles que sumaron sus gritos entusiastas a la música resonante de los órganos. En su homilía, el Papa dijo que había “escuchado el sufrimiento” de las 17 víctimas de violencia sexual que conoció el viernes, en un contexto de grandes expectativas.
“Pido a todos, a los obispos, que no oculten los abusos, que condenen a los agresores y les ayuden a sanar de esta enfermedad”, dijo al dejar su texto. “El mal no se puede ocultar, el mal debe revelarse a plena luz del día, que se sepa… que se juzgue al agresor, ya sea laico o obispo”, añadió, cuyos comentarios fueron acogidos con tres aplausos en las gradas.
El lugar de la mujer en la Iglesia sigue en duda
Durante su visita de tres días, la primera de un Papa a Bélgica desde Juan Pablo II en 1995, Francisco también fue interrogado sobre la acogida de las personas LGBT+ y el lugar de las mujeres en la Iglesia, entre otros muchos temas que pusieron de relieve las fuertes expectativas de los católicos belgas en la cara de una doctrina considerada por algunos demasiado anticuada. El sábado, su respuesta sobre el lugar de la mujer suscitó en ocasiones decepción e incomprensión en el seno de la Universidad católica francófona de Lovaina la Nueva (UCL), que criticó “una posición reduccionista” en un comunicado de prensa.
“No entiendo por qué las mujeres no pueden ser sacerdotes. Es algo que se estableció porque estaba arraigado en la sociedad de aquella época, pero que ahora hemos evolucionado”, explica a la AFP Alice Vanwijnsberghe, una estudiante de 18 años de Lovaina. acudió a misa después de asistir a un festival con 6.000 jóvenes católicos. Reconoce, sin embargo, que el tema es “delicado y complicado”, “porque muchas veces puede crear también un cisma en la Iglesia”.
“Lo que me conmueve particularmente del Papa Francisco (…) es que transmite todo tipo de valores. Es un poco como el Papa de las sorpresas, está entre un público desfavorecido”, dijo Olivier Caillet, de 44 años, residente en Bruselas que vino con su esposa y uno de sus hijos. “Y en el tema de la migración abre posibilidades, intenta cambiar la conciencia de la gente para que no cerremos fronteras como si fueran barreras”, añadió.
El Papa deberá salir de Bruselas al mediodía y dar su tradicional rueda de prensa a bordo del avión que le llevará de regreso a Roma, donde se le espera sobre las 15.00 horas.
