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Hubert Lemaire (ex-Anderlecht) confiesa en un libro: fue el mentor de Lukaku y Kompany y enseñó a Dendoncker a correr mejor

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Hubert Lemaire con Romelu Lukaku. ©DR

Su visión del joven Romelu Lukaku

Su carácter deportivo, pero también humano. Nunca olvidaré a este ser excepcional. Él quedará grabado para siempre en mi mente y en mi corazón. Tan pronto como vuelve a saludarnos en Neerpede durante las pausas internacionales, nos abrazamos. Naturalmente, como si nunca nos hubiéramos dejado. Rom’ es una bestia con un gran corazón. Impresionante por fuera, pero extremadamente sensible por dentro. Cuando nos volvemos a encontrar es como si todavía no hubiera logrado nada en su carrera. Es increíblemente simple. Como si estuviera eternamente agradecido. Romelu nunca olvida y no se cree superior. ¿Conoces a muchos de ellos, estrellas como él, que regresaban modestamente a comer un sándwich a su snack bar favorito del Parc Astrid durante cada reunión de los Red Devils? Cuando, hace unos años, Lukaku contó en una entrevista sincera que su madre tenía que añadir agua a la leche y “pedir prestado” pan al panadero para poder alimentarlo, sentí aún más respeto por él. Rom es de esos que nunca olvidarán de dónde vienen. Esta infancia difícil moldeó su carácter. A partir de ahí, llevarlo al límite no es difícil. Le pido trabajo aeróbico (resistencia) y es el primero del pelotón con una K-Way en sudar; El número de kilómetros no es un obstáculo para él. En anaeróbico (resistencia), mientras realiza series cuesta arriba de 30 metros, logra terminar primero en cada repetición. En el gimnasio, en culturismo (fuerza), quiere el récord de press de banca… ¡con 100 kilos, todavía hoy ostenta este récord! Romelu nunca se queja, a diferencia de muchos otros. Si bien futbolísticamente tiene menos talento que sus amigos, lo compensa con su físico y su extraordinaria voluntad. ¡He visto pasar por Neerpede a muchas personas con talento que no habrían arruinado sus carreras si hubieran tenido una décima parte de la rabia de Lukaku para ganar! Diez años después de su llegada al Anderlecht, explotó en el Manchester United. Con estadísticas, pero también medidas gigantes. En ese momento, ya el tamaño de “Beast Rom” marcaba 47,5 y pesaba 96 kilos por 1,91 metros. ¿Tamaño del pecho? 118cm. ¿Cintura? 96cm. ¿Tamaño de bíceps? 39cm. Todo ello con un contenido de grasa no superior al 8% y una velocidad máxima de 35 km/h. El carácter, las actuaciones y el corazón de Romelu Lukaku son como su vestimenta: XXL.

Cómo cambió la raza de Dendoncker

Ese año, Jean Kindermans me pidió que trabajara individualmente y más concretamente con dos jugadores: Leander Dendoncker, que está con el sub-19 de René Peeters, y Charly Musonda Junior, que está con el sub-17 de Roel Clement. A la hora del almuerzo, en el recinto del Sint-Niklaasinstituut, me reuní con ellos y con otras personas para realizar sesiones de técnica de carrera. Leander corre como un verdadero “robot”, sin poder separar la parte superior del cuerpo de la parte inferior, pero es muy bueno en resistencia. Sesiones educativas y trabajo fundamental están en el menú de estos entrenamientos diarios. Aunque sus progresos son lentos, Leander nunca deja de recordarme cuando lo encuentro: “Verás, Hubert, tengo buena cara”, en referencia a una de mis expresiones favoritas cuando hablo de sus piernas.

La portada del libro de Huber Lemaire. ©DR

Más información: el libro está disponible a partir del miércoles en todas las buenas librerías (ediciones Racine, 22,50 euros)

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