En el sector editorial belga, hay un segmento particularmente frágil: los editores literarios. En un momento de reforma de las ayudas al sector, ¿qué iniciativas serían útiles? Las huellas de tres de ellos, de diferentes tamaños.
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Periodista del departamento de cultura.
Por Alain LallemandPublicado el 15/11/2024 a las 15:14
Tiempo de lectura: 8 min
PAGPara los editores literarios de la Bélgica francófona, el año comenzó con un trauma, la desaparición de las ediciones Onlit, y termina con una decepción: el nuevo decreto sobre Lenguas, Letras y Libros de abril de 2024, que preveía una refinanciación ya insuficiente de la sector, no habría sido presupuestado adecuadamente. Su aplicación está ahora en el limbo. Pero hay una emergencia: “Varias editoriales literarias que publicaban regularmente han desaparecido, nosotros mismos somos muy, muy frágiles”, señala Benoît Peeters, fundador y director general de Impressions Nouvelles, hoy sin duda la principal editorial literaria francófona. Bélgica: “El escaso apoyo, no sólo de las autoridades públicas, es una amenaza para todos los editores literarios de Bélgica. »
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