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“El Bastión de las Lágrimas”: El impactante regreso de Abdellah Taïa a un Marruecos hipócrita y homofóbico

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Como en sus libros anteriores, lo primero que nos llama la atención es el lenguaje. Frases cortas, temporalidad a veces entrecortada, saltos en la historia. Un estilo cercano a la poesía, al encantamiento, y al mismo tiempo muy preciso, incluso crudo, lleno de aliento. “Siempre he tenido una relación conflictiva con la lengua francesa, nos explicó. En mi juventud era la lengua de los marroquíes ricos, la de la élite. Siempre hay algo que me molesta en este lenguaje que fue el de los insultos. Pero me gusta esta relación, hecha de malestar y malestar. Me gusta vivir al margen, al igual que ser homosexual”.

En El bastión de las lágrimasencontramos temas queridos por Abdellah Taïa: la viva crítica al Marruecos de los años 80, la evocación de la homosexualidad, el exilio, la cuestión del Islam, la ciudad de Salé donde nació el escritor en un entorno modesto.

Encuentro con Abdellah Taïa en 2012

La masacre de 1260

Salé, la antigua capital de Marruecos situada frente a Rabat, ronda esta novela. La ciudad es el escenario de las dolorosas experiencias que allí le tocó vivir al autor, al igual que a su héroe.

gaviota

Comenzamos nuestra destrucción planificada muy temprano.

El Bastión de lágrimas (Borj Adoumoue en árabe) es un lugar frente al mar que conmemora un momento terrible en la historia de la ciudad. En 1260, guerreros españoles desembarcaron de 37 barcos y atacaron a la gente de Salé, tomados por sorpresa mientras estaban ocupados celebrando la fiesta del Eid. Los atacantes ingresaron por la ubicación actual del Borj. Allí cometieron una terrible masacre durante la cual perecieron un gran número de slaouis (habitantes de Salé). Mujeres, niños y ancianos fueron rodeados en la Gran Mezquita y 3.000 de ellos fueron capturados y llevados como esclavos a Sevilla.

“Los Slaoui van todos los días, todas las mañanas, escribe Abdellah Taïa, al borde del océano, frente a sus furiosas olas. Escuchan el mar, el viento, las olas. Están buscando a estos seres queridos desaparecidos en el agua. En el aire, en las nubes. Esperan su imposible regreso”.

La novela narra el regreso a Salé de Youssef, un profesor marroquí exiliado en Francia durante 25 años (como el autor). Regresa tras la muerte de su madre y a petición de sus seis hermanas para liquidar la herencia. En esta ocasión, vuelve a él todo su pasado, su dolorosa infancia. Y en primer lugar la voz interior de su amigo y amante de juventud, Najib, que había elegido seguir a su amante, el coronel Toufik, también narcotraficante.

La riquísima literatura marroquí en el punto de mira

En los sueños de Youssef, Najib le habla de su infancia, de las humillaciones que sufrió, de la hipocresía que entonces reinaba en Marruecos, de las violaciones en los baños públicos de jóvenes demasiado afeminados por parte de señores mayores. Najib había elegido vengarse para no morir a causa de esta vergüenza como lo hizo su amigo Kaddour. Se vengó convirtiéndose en un rico narcotraficante, un homosexual que se volvió intocable rociando a todos los que le rodeaban en el distrito de Hay Salam.

Este regreso al pasado de Youssef no está exento de ternura cuando el escritor evoca amablemente a la madre y a sus seis hermanas de su héroe (¡él mismo dedica su libro a sus ocho hermanas!). Son las heroínas de su infancia, aunque no hicieron nada en el pasado para protegerlo.

¿Debería Youssef “perdonar o no perdonar”escribe Abdellah Taïa al final de su novela. Youssef se hace la pregunta, volviendo a Bastión de Lágrimas, como “un niño pequeño sentado en el suelo que acaba de dejar de llorar”.

El bastión de las lágrimas | Novela | Abdellah Taïa | Julliard, 213 págs. 21€, digitales 14€

EXTRACTO :

“¿Quién eres tú para juzgar a un alma que apenas ha abandonado su cuerpo? ¿Quién eres tú para imponer tu visión de las cosas y del Islam? No haces nada con tu vida, aparte de ir cinco veces al día a la mezquita, rezar una y otra vez. ¿Crees que esto es lo que te convierte en un buen musulmán, un hombre justo, un corazón puro? ¿No eres Dios para juzgar a Najib?

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