CRÍTICA – El historiador recuerda una noticia en una comisaría de Versalles, la ciudad donde creció.
«escribo con una pala», explica Philippe Artières. No tanto para buscar un tesoro, para encontrar el oro de las palabras o el del tiempo, como para desenterrar un cadáver. El de Mohamed Diab, conductor de un vehículo pesado asesinado en Versalles por una ráfaga de metralletas, el 29 de noviembre de 1972, en la comisaría del cuartel de Noailles, el famoso “19“. El trabajador argelino con mala salud mental había provocado una escena en el hospital junto a la cama de su madre moribunda.
El subbrigadier que apretó el gatillo alegó defensa propia. Los testimonios de la hermana y de la viuda de la víctima, presentes en el momento de los hechos, persuadieron a Gisèle Halimi a defender a las partes civiles. Pero el tribunal penal, el tribunal de apelación y la sala de acusación pronunciaron a su vez la absolución del subbrigadier Robert Marquet.
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