PERGOLESI merecía una biografía en la imprescindible colección “Horizons”, publicada por BLEU NUIT, una referencia sobre el tema para todos los amantes de la música. Sobre todo porque aquí el autor es un gran especialista en barroco napolitano y castrati. No es de extrañar, por tanto, que entre las “revelaciones” del texto tenga sentido la muy bien argumentada evocación de Pergolesi, un compositor lírico que reconoció y trabajó con los grandes cantantes de su tiempo…
Así se afirma el itinerario del genio. nacido en Jesi (Marchas, 1710) ; su deslumbrante trayectoria, impulsada ciertamente por un temperamento creativo excepcional, a su vez reconocido y apoyado por familias poderosas a lo largo de la historia política de Nápoles… Primero los austriacos, luego los españoles, incluida la llegada del joven rey Carlos II Borbón (que hizo su entrada oficial como ganador en Nápoles en mayo de 1734). El joven soberano fue un espectador convencido de la ópera seria “Adriano en Siria”, cumbre de la vena lírica de Pergolesi; el autor demuestra que el joven autor sabe adaptarse, como gran profesional, a los ilimitados deseos del caprichoso pero virtuoso castrato Caffarelli (de la misma generación que el compositor, nacido como él en 1710) para su papel de Farnaspe. Una posible adaptabilidad en relación con su gran conocimiento de las voces y su proximidad a los cantantes (lo que también se muestra recientemente en la película Il Boemo sobre Myslivicek, el “Mozart de Praga”).
Además, durante su corta carrera en el teatro, Pergolesi supo contar con los mejores castrati de su tiempo. Hasta entonces desconocíamos su breve avance en Roma (gracias a su siguiente ópera “L’Olimpiade”, creada para el Carnaval de enero de 1735, y uno de los mejores libretos transmitidos por Metastasio). El texto también nos permite medir la relevancia de Pergolesi en la vena cómica, triunfando como ningún otro en este género gracias a la perfección de su comedia “La Serva Padrona” (1733), un milagro de alegría espiritual que anuncia una gracia matizada y sutil. Mozart y luego Rossini.
El último capítulo evoca la muerte del compositor en Pozzuoli y la composición del famoso Stabat Mater; el tema ofrece una nueva mirada al catálogo sagrado; Reaparecen las poco conocidas Salves (en la menor y en fa), la Messe di Sant’Emidio (diciembre de 1732), … obviamente junto al Stabat Mater final, la radiante Salve Regina, que es de alguna manera la contraparte luminosa del primero; el propio Stabat Mater, compuesto a finales de 1734, es objeto de una presentación y un análisis en profundidad (encargado y creado para la hermandad de artistas a la que pertenecía el compositor y especialmente dedicado a la Virgen de los 7 Dolores; hoy Iglesia de San Ferdinando en Nápoles, donde se sigue jugando el Stabat todos los viernes anteriores al Domingo de Ramos). La brillante inspiración fusiona todas las inspiraciones pergolesianas, donde domina el sentido del teatro y la ópera, sin sacrificar nunca ni la precisión ni la sinceridad (sensibilidad del Fac ut portem). Se trata evidentemente de la partitura más conmovedora que dejó su autor (como el Réquiem de Mozart y en las mismas condiciones trágicas) como un testamento espiritual del compositor carcomido por la tuberculosis y que venció el 16 de marzo de 1736 a la edad de… 26 años. viejo.
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REVISAR, RESERVAR evento. Patrick Barbier: Giovanni Battista PERGOLESI (Pérgolas) – editor de azul noche – 176 páginas – Colección “Horizontes” n°106 – CLASSIQUENEWS invierno 2024
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