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“Para un escritor, sus libros son más importantes que sus hijos”

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Miembro de la Academia Francesa desde 2007, ensayista y novelista, Dominique Fernández publica hoy, a los 95 años, su obra número 103, sin duda la más original y personal de todas. Pinta de cuerpo entero a las tres mujeres que lo construyeron: su abuela, su madre y su esposa. Tres mujeres caracterizadas por una sed de independencia, una fuerza de carácter, una pugnancia que nunca falta y cuyos méritos no quedan ocultos por las sombras.

Su abuela Juana

Nacida en Toulon en 1868, hija de un comerciante de azúcar, casada en 1892 con un joven y rico mexicano, enviudada en 1905, su abuela Jeanne nunca volvió a casarse. Para vivir se hizo periodista, una de las más brillantes de su tiempo, fundadora de la Moda Francés en 1920, colaborador de revistas tan prestigiosas como El bazar de Harper y Feria de la vanidad. Criar a su hijo Ramón solo bajo “el despotismo tutelar de su ternura”este sufre uno “moral de castración” que luego lo empujará hacia el fascismo y la colaboración “con la ingenua y tonta esperanza de una venganza viril”.

En su vejez, Jeanne allanó los inicios literarios de su nieto Dominique presentándole escritores y artistas de todo París, desde François Mauriac hasta Coco Chanel. Murió en 1961.

Su madre Liliane

Hija de un maestro de pueblo pobre, su madre Liliane hizo estudios brillantes gracias a una beca y se graduó en letras a la edad de 20 años. En 1925 conoció a “un hombre que no era el adecuado para ella”, el brillante crítico Ramón Fernández, y se casó con él. En 1936 se separaron amistosamente. A partir de entonces, crió sola a sus dos hijos, Dominique y su hermana, sin concebir ningún otro sistema educativo que “disciplina, obediencia y reglas”. Consecuencia: “Crecí en un desierto emocional”. Cuando descubrió la homosexualidad de su hijo mientras leía uno de sus libros, declaró: “No es un vicio que elegiste, es un destino que sufriste”. Su coraje y abnegación, alimentados por los grandes moralistas del siglo XVII, siguieron inspirando a su hijo.

su esposa diane

En Roma, donde estudiaba italiano con vistas al examen de agregación, Dominique, de 23 años, conoció en 1953 a la princesa Pignatelli, de 25 años, nacida como Diane de Margerie, hija de un embajador francés, casada con un diplomático italiano. Entre ellos se inició una intensa correspondencia, nutrida de sus lecturas, arte, música, sus visiones de la vida y del mundo. En 1957, Diane le escribió: “Cuánto te amé, nunca lo sabrás, hasta el punto de desesperarme, porque lo entendí todo” (de su inclinación secreta). Cuatro años después se casaron. Tuvieron dos hijos, Ramón y Laetitia, porque “el instinto de paternidad es independiente de la orientación sexual”.

Después de diez años de una feliz unión durante la cual “Ni la engañé ni pensé en engañarla”se separaron. La causa no fue la homosexualidad, cree el autor de sus memorias, sino el mayo del 68, que ingenuamente le excitó mientras asustaba a la aristócrata Diane, y la petición de ésta de no publicar una novela que le había leído y en la que ella se reconocía en desventaja. Fernández se negó porque, escribió, “para un escritor, sus libros son más importantes que sus hijos” (!). Sin embargo, mantuvieron relaciones amistosas hasta su muerte en 2023.

A través de estos tres retratos, Dominique Fernández rinde homenaje a las mujeres que lo formaron al mismo tiempo que recorre su propio viaje como hombre cuya homosexualidad no es una elección sino un destino.

Las tres mujeres de mi vida. | Recuerdos | Dominique Fernández | Éditions Philippe Rey, 272 págs., 20 €, digital 14 €

EXTRACTO

“Habiendo desafiado solas los obstáculos que se interponen ante una mujer libre que exige su libertad, habían demostrado el mismo coraje, el mismo desprecio por ser compadecidos, ayudados o consolados. Cada vez que estuve tentado de ceder a un ataque de debilidad, En una crisis de melancolía, el deber de no mostrarme indigno del modelo que me habían legado me impidió rendirme.”

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