Tal vez sea el libro genial que necesitas

Crítica Nathan Hill no es exactamente Jonathan Franzen, pero algunas escenas son divertidas. ★★★☆☆

Se conocieron en Chicago en los años 90. Fue amor a primera vista. Uno, Jack, hace fotografía artística. La otra, Elizabeth Augustine, estudia psicología cognitiva. Veinte años después, viven en pareja con un niño y un apartamento que compraron sobre plano pero en el que no pueden mudarse porque múltiples contratiempos están retrasando la construcción. El apartamento es, además, como su unión que hace agua y se hunde en el océano de la desilusión. La píldora es aún más amarga porque Elizabeth trabaja en una clínica donde prueban nuevos productos para hacerte experimentar una serenidad perfecta.

Se ha mencionado a Jonathan Franzen en relación con Nathan Hill. No es tan bueno. La frase amplia y elegante del autor de “Correcciones” no se puede comparar con el estilo exageradamente descriptivo de Hill. Pero algunas escenas son divertidas y si tiene la intención de pasar ochocientas horas en un tren sin vagón bar, este puede ser el libro ideal para usted.