Las chicas de Birkenau : el título de este libro es curioso, desconcertante. Hay en la palabra “chicas” una libertad, una despreocupación, una ligereza que contrasta con el nombre del campamento. Las cuatro mujeres judías entrevistadas por David Teboul en un documental que dirigió y del que este libro es una transcripción eran muy jóvenes cuando fueron deportadas. Cuando David Teboul los reunió en dos almuerzos para hablar de sus vidas, tenían casi cien años. Discuten un poco, a veces circula entre ellos un toque de hostilidad, hasta el punto de que la palabra “chicas” recupera su legitimidad. No porque las chicas sean intrínsecamente molestas entre sí, sino porque lo que motiva su enfado –una es más habladora que las otras tres– es insignificante en comparación con los acontecimientos a los que sobrevivieron y parece pertenecer, para nosotros, erróneamente, a una vida sin la acampar. Estas apariciones furtivas de lo insignificante en lo trágico son en parte el precio de estos encuentros.
Asombro
David Teboul, en el origen de sus discusiones, es el documentalista que mejor filmó a Simone Veil, en particular