Libro: “Inventar el jardín desde la Antigüedad hasta nuestros días”: el herbario de la realidad

Libro: “Inventar el jardín desde la Antigüedad hasta nuestros días”: el herbario de la realidad
Libro: “Inventar el jardín desde la Antigüedad hasta nuestros días”: el herbario de la realidad
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Inglés o francés, persa o mediterráneo, principescos o monásticos, individuales o públicos, botánicos o medicinales, reales o soñados, ayer o hoy: jardines de todo tipo se exploran en esta hermosa obra. Compuesto por cuatro voces que se entrelazan sin confundirse, no es un tratado sino más bien un libre deambular poético: una sucesión de breves párrafos temáticos ricamente ilustrados con dibujos, pinturas y fotografías. La dispersión de la fEl olmo evoca el del propio jardín, un mosaico repleto y cambiante que continúa reinventándose, de estación en estación, de siglo en siglo. Es difícil, por no decir imposible, hablar de ello en singular. El jardín es múltiple. el tiene para “vocación de recoger, proteger y permitir la observación de la increíble exuberancia y variedad infinita del mundo sensible, y por tanto de los vivos. » Su multiplicidad está en constante metamorfosis. “En el jardín todo se transforma. […] La vida siempre es inventar. » El hombre es plenamente parte de esta vida en movimiento. Naturaleza y cultura, en el jardín, se mezclan en una madeja inextricable cuyas diferentes dimensiones son explorado a lo largo de las páginas. Pasamos de los herbarios a los planos arquitectónicos, de la ingeniería hidráulica a las herramientas de jardinero, de la estatuaria a la entomología. los jardines “recolectar[ent] en su mejor recinto, el de las plantas, las técnicas, los conocimientos y el saber hacer y [des] prácticas artísticas”. Combinando todas las facetas de la realidad, son tantas “microcosmos capaces, cada uno a su manera, de reflejar, si no contener, el universo entero”. Y “atajo completo” hacia el Todo, dice Víctor Hugo.

Entendemos que esto “realidad holística” una miniatura, “lugar alto de meditación”, podría haber encantado a algunos filósofos, con Cicerón a la cabeza, con los que se abre este colorido paseo. El jardín da que pensar. Es que, paréntesis de la existencia que mantiene a raya las urgencias y las necesidades de la vida cotidiana, es el lugar de la ensoñación y la contemplación, del ocio y la relajación, “La comodidad y la dulzura de la vida”. La tranquilidad boscosa del parque es propicia para todas las meditaciones. « Nace del trabajo, la imaginación y la perseverancia del ser humano en diálogo con la naturaleza”, los jardines tienen un “vocación material existencial”. En medio de la tristeza perdida del invierno, este paseo hortícola, sensible y profundo, prepara mejor el regreso de la primavera.

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