Karine Giebel en pie de guerra – Libération

Karine Giebel en pie de guerra – Libération
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En su decimotercera novela, la autora destaca a una enfermera de la Cruz Roja llamada a trabajar en zonas de conflicto donde la humanidad pierde cada día un poco más sus valores.

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“Ir al frente sin arma ni chaleco antibalas. Tratar a los demás a riesgo de su vida. Sentirse útil en este mundo”. Éste, resumido en tres frases, es el trabajo de Grégory, enfermero de la Cruz Roja Internacional, que, desde Sarajevo (Bosnia) hasta (Palestina), acude en ayuda de los demás. “Antes a veces hay un silencio. Un silencio que nadie escucha. Luego viene la explosión. Ruido ensordecedor, destello cegador […] La onda expansiva llega primero a quienes están cerca […] Para ellos, no hay posibilidad […] En el segundo círculo, escombros y fragmentos perforan la carne y los huesos. Explosión secundaria, cribado. Tímpanos perforados. Ojos, garganta y piel quemados. Cuerpos aplastados por la presión insoportable […] Explosión terciaria. Cuerpos arrojados a varios metros. Paredes y techos derrumbados. El mundo se está desmoronando. Luego vuelve el silencio. Una niebla oscura, una lluvia de sangre, una noche de cenizas. Acaba de explotar una bomba”.

Conocimos a Karine Giebel con historias más clásicas, muy buenos thrillers que difícilmente podemos dejar de lado. Allí se adentra en otros ámbitos, aún más morbosos, ya que se trata de la guerra, y de personas que no eligieron encontrarse allí. “Gregory salió de Sarajevo esta mañana. Irá a un hospital de Srebrenica donde pasará dos semanas formando enfermeras para atender a las personas heridas por las minas antipersonal. Ha aceptado una misión de tres meses en Bosnia que comenzará en esta región donde se perpetró la peor masacre de la guerra y donde las minas siguen matando y mutilando cada día. La contraportada cuestiona lo que “nos obliga a mantener los ojos bien abiertos ante lo que el hombre es capaz de infligir a sus semejantes y cuestiona al ser humano que hay en nosotros”.

Cruel dilema, horrible decisión.

Pero uno de los méritos de esta novela es describir lo que está en juego en la profesión que ejerce Grégory. Por lo tanto, debe elegir entre la multitud de víctimas a quienes pueden salvarse y a quienes no. Di quién vivirá, básicamente. Cruel dilema, horrible decisión. “Son siempre los más frágiles los que pagan el alto precio” escribe Karine Giebel. En cuanto a Grégory, nunca dejará de luchar para seguir salvando a los demás. “Se irá otra vez porque las minas continúan su labor de muerte en todo el planeta […] Se marchará porque los gritos de las víctimas se volverán ensordecedores. Porque es incapaz de permanecer sordo a las llamadas de socorro que se gritan en todo el mundo. Se irá otra vez, es sólo cuestión de tiempo. De tiempo y coraje. De valentía y valores”.

En este libro hay personas que mutilan a mujeres para impedirles tener hijos, que practican el equilibrio del terror, que hacen la guerra para tener la paz o para satisfacer sus fantasías más sórdidas. Karine Giebel ha escrito un libro duro pero necesario, porque nos ayuda a comprender un poco de nuestra humanidad, incluso si nos alejamos de ella en estas zonas de guerra. En la parte superior del libro, un verso de Víctor Hugo, decididamente inspirado en este tema. “Durante seis mil años, la guerra ha complacido a los pueblos pendencieros, y Dios pierde el tiempo haciendo estrellas y flores”. Dios ? Parece ser raro en zonas de guerra.

Karine Giebel, Y cada vez muere un poco, Récamier Noir, 480 págs., 22 euros.

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