Poniendo palabras a lo indecible

Poniendo palabras a lo indecible
Poniendo palabras a lo indecible
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Se trata de un libro tanto más sorprendente cuanto que ofrece cuatro lecturas posibles.El lector puede así elegir el que más le convenga, combinándolos o seleccionándolos según desee.

El primero de ellos tiene su fuente en el fervor cristiano al que ambos autores pretenden pertenecer. Su camino de vida y sus convicciones están fuertemente impregnados de ello. Pero que los incrédulos (entre los que me cuento) no decidan pasar por su camino, porque hay muchas otras cosas hermosas por descubrir. Después de todo, ¿no leemos en la página 49 una observación tranquilizadora: ” Hay muchos voluntarios, asociaciones u ONG totalmente comprometidas a quienes no les importa un carajo la religión. “.

La segunda lectura se apoya en las bases de un psicoanálisis algo trillado y de argumentos desgastados.Tienen todo el derecho de encontrar su lugar aquí, ya que es la fuente de inspiración de los autores. Aquí también sólo se le dedican dos capítulos. El lector es libre de disfrutar del homenaje que se rinde así a la hipótesis freudiana o de considerarlo como pérdidas y ganancias.

Donde se vuelve más innovador es en el argumento utilizado en torno a la no violencia. No sólo las puestas en práctica por un Martin Luther King o un Nelson Mandela, cuyas experiencias, sin embargo, están bien descritas aquí, sino también a través de la práctica insólita vivida por nuestros dos autores, con múltiples ejemplos como este hermoso intento de creación deportiva inspirado en las reglas del futsal brasileño, lo opuesto al fútbol con excesos agresivos.

Pero no sólo eso. No es habitual emprender este camino, eligiendo los contextos más complejos y difíciles para comprobar su aplicación en el terreno. Sin embargo, es lo que han hecho nuestros dos autores, demostrando así de forma brillante la pertinencia de este enfoque. Y si bien no se puede garantizar un éxito del 100%, cuando se produce, hace que la validez de esta elección se manifieste de forma aún más espectacular.

Finalmente, hay una última e imprescindible lectura posible, en la potencial intersección de las tres anteriores. Se trata de posturas profesionales que se presentan como fundamentos éticos y que sólo pueden confirmar o inspirar las prácticas de muchos trabajadores sociales.

Un terreno fértil

¿Cómo acercarse a los demás? Dejando de pensar que el propio razonamiento es el único correcto, que los propios códigos son los mejores y que las propias soluciones constituyen el ideal a aplicar, y logrando descifrar lo que nos sorprende y desconcierta y tratando de comprender la lógica de los demás.

¿Cómo desempeñar tu papel? Saber ir más allá de la función oficial y tejer una relación auténtica basada en la confianza, la amabilidad y una palabra que tenga sentido y genere respeto mutuo. La misma que nos conecta con los demás, compartiendo nuestra humanidad común.

¿Cómo protegerse? Haciendo de nuestras debilidades una fortaleza; sabiendo exponernos y mostrar nuestros límites y debilidades; aceptando dejarnos perturbar por lo inesperado, sacudir por lo aleatorio y desestabilizar por lo imprevisto. Preparándonos para los intercambios, por supuesto, pero aceptando no seguir ciegamente lo que está previsto.

¿Cómo considerar al otro? Abandonando esa arrogancia que nos hace sentirnos mejores que él. No somos mejores, como tampoco él nos supera. Sea lo que sea que muestre de sí mismo, vale mucho más que sus peores excesos y merece que salga a la luz en él lo más bello de su humanidad.

¿Cómo no juzgar a los demás? Al no quedar prisioneros de nuestros juicios y proyecciones, de nuestros prejuicios y estereotipos, nuestra imaginación inconsciente nos impide verlo como una persona humana, dotada de esa dignidad universal propia de cada persona.

¿Cómo ayudar a los demás? Lo que nos pertenece es la voluntad de llevar a cabo la acción prevista para darle fuerza, autoestima y reconocimiento. Los frutos de esta inversión y sus posibles éxitos o fracasos no nos pertenecen.

¿Cómo reaccionar ante la violencia de ciertos usuarios? Dominando el miedo, que sólo sirve para afianzar la postura del agresor y del agredido, en lugar de huir o responder con violencia, es adecuado ofrecer una palabra, una mirada, un lenguaje corporal, una expresión facial amables y empáticas. Apelar a la fuerza de las palabras en lugar de a la de los músculos.

Muchos trabajadores sociales ya hacen todo esto.Un poco como el señor Jourdain en El enfermo imaginario de Molière, que escribía prosa sin saberlo, saben lo que significa “pasar de lo mortal a la vida” que este libro ofrece. La palabra y la escucha, la presencia y la adaptación están en el corazón de su vida cotidiana. Robin Durieux y Victor Vieilfault han sabido expresarlo con palabras de manera excelente.


Este artículo es parte de la sección “Libro Abierto”.

Está firmado Jacques Trémintin.


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  • Pequeñas historias de grandes momentos educativosFrançois Hebert, Catherine Saint-Honoré, Geoffroy Willo-Toke (bajo la dirección), Ed. L’Harmattan, 2019, 236 p., Cada día, los trabajadores sociales son autores de destellos de genialidad, descubrimientos e iniciativas que nos permiten salir de una situación difícil. Estas pequeñas cosas que marcan una gran diferencia fueron objeto, entre 1998 y 2005, de relatos que reeditamos aquí, para nuestro mayor placer.

Fuente de la foto Pico libre

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