Desde el 1 de enero de 2025, fumar en la calle, en las terrazas o incluso en las paradas de autobús de esta gran ciudad puede acarrear una elevada multa. Los residentes y visitantes tendrán que adaptarse a reglas estrictas para proteger la salud pública y la calidad del aire.
Adiós pausas para fumar en la ciudad. Una gran ciudad ha decidido apretarse las tuercas ante la contaminación y las molestias relacionadas con el tabaco. Esta medida, adoptada desde principios de año, va acompañada de multas de hasta 240 euros. Una decisión que pretende reducir las emisiones de partículas finas y mejorar la salud de los residentes.
Parques infantiles, paradas de autobús, parques, instalaciones deportivas e incluso aceras se ven afectados. La norma se extiende también a las terrazas de bares y restaurantes, antiguos santuarios para fumadores. A partir de ahora, quienes deseen fumar un cigarrillo deberán respetar una distancia de al menos diez metros con otras personas. Una limitación que hace que el cumplimiento de la ley sea especialmente complejo en una ciudad donde las calles suelen estar abarrotadas. Esta drástica prohibición sólo afecta a los productos del tabaco tradicionales. Los cigarrillos electrónicos escapan a la regla. Las autoridades locales justificaron esta excepción argumentando que los cigarrillos electrónicos no emiten partículas finas, lo que los haría menos dañinos para la calidad del aire.
Según estudios locales, el tabaco tradicional es responsable de alrededor del 7% de las emisiones de partículas finas en esta ciudad. Una proporción importante, sobre todo en un contexto donde la calidad del aire es una de las peores del país. Una electa local, ella misma fumadora, tomó la delantera en la defensa de esta medida. Dice que quiere dar ejemplo reduciendo su propio consumo de tabaco. “Esta prohibición de fumar es una medida concreta de la que todos podemos beneficiarnos, tanto en términos de salud personal como de bienestar general”explicó.
El incumplimiento de estas normas puede resultar costoso: se prevé una multa de 240 euros para los infractores. Esta suma tiene como objetivo disuadir a los fumadores de desafiar la prohibición y financiar en parte campañas de sensibilización sobre los efectos del tabaco y la contaminación. La ciudad en cuestión no es otra que Milán, la primera gran ciudad italiana en introducir una prohibición tan estricta.
Ante los problemas de contaminación del aire desde hace años, la capital de Lombardía se esfuerza por dar ejemplo. Al adoptar estas normas, espera animar a otras grandes ciudades europeas a seguir su modelo. En otros lugares, los cigarrillos ya están siendo expulsados de las ciudades, por ejemplo en Nueva York, en Estados Unidos, donde está prohibido fumar en zonas peatonales como Times Square.
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