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EN FOTOS. Limpieza, búsqueda de agua potable y alimentos… Tras el paso del ciclón Chido, los habitantes de Mayotte intentan sobrevivir

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Una semana después de que el devastador ciclón azotara el archipiélago, la población de Mahor todavía tiene dificultades para acceder al agua potable.

Bajo el poder de las ráfagas, los árboles perdieron todas sus hojas. Las casas, ya fueran de ladrillo o de chapa, especialmente en los barrios marginales del archipiélago, fueron destruidas, dejando a miles de mahorais en desorden. El sábado 21 de diciembre, una semana después del devastador paso del ciclón Chido, la mayoría aún carece de agua y alimentos. “Durante meses, Mayotte no vivirá una situación normal”, reconoció Emmanuel Macron durante su visita a la isla el viernes.

“La prioridad de las prioridades es la lucha por el agua potable, agua potable”subrayó el Jefe de Estado ante el riesgo de deshidratación que amenaza a las víctimas, que trabajan lo mejor que pueden para reconstruir sus hogares. “Ya se han distribuido 80 toneladas de alimentos y 50 toneladas de agua en nueve municipios”viernes, afirmó por su parte el dimitido Ministro del Interior el “Está todo preparado para permitir la distribución de 600 000 litros de agua al día”es decir, algo menos de dos litros por persona, aseguró Bruno Retailleau. Así se organiza la búsqueda de agua potable, pero también de alimentos, en el devastado archipiélago.

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Un mahorais blande un cartel “Mayotte tiene sed”, el 19 de diciembre de 2024, durante la visita de Emmanuel Macron al archipiélago. El acceso al agua potable, que ya era muy difícil antes del paso del ciclón Chido, se ha vuelto más complicado desde la catástrofe. (LUDOVIC MARÍN / PISCINA)
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Un equipo de protección civil merodeaba, el 20 de diciembre de 2024, en el barrio de Convalecencia, situado en las alturas de Mamoudzou (Mayotte), al inicio del barrio marginal de Kawéni, el más grande de Europa. (MICHAEL BUNEL / MAXPPP)

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Los mahorais se mueven entre los escombros y los árboles desnudos en Pamandzi, el 17 de diciembre de 2024. Pedazos de chapa de metal cubren los lados de la carretera. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Un paciente recibe atención médica en el hospital central de Mayotte, en Mamoudzou, el 18 de diciembre de 2024. El centro hospitalario sufrió importantes daños durante el paso del ciclón, lo que complicó enormemente el trabajo de los cuidadores. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Los mahorais hacen cola frente al hospital de Mamoudzou, el único en el archipiélago antes de la instalación de un hospital de campaña, esperando recibir tratamiento, el 18 de diciembre de 2024. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Un niño mira el patio de su escuela, en el pueblo de Bouyouni (Mayotte), el 19 de diciembre de 2024. Pero no todas las escuelas podrán reabrir al inicio del año escolar el 13 de enero, advirtió Emmanuel Macron, planteando la posibilidad de matricular a algunos estudiantes en establecimientos de la vecina Isla de la Reunión. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Mujeres mahoraises suben una colina entre escombros y árboles caídos mientras cargan latas de agua en la aldea de Bouyouni, el 19 de diciembre de 2024. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Latas en mano, decenas de mahorais se dieron codazos frente a la gasolinera del barrio de Kawéni, el mayor barrio marginal de Francia, el 20 de diciembre de 2024. Todos tienen la esperanza de salir con un poco de combustible, en particular para hacer funcionar los generadores. a pesar de la prohibición de las autoridades de llenar latas y bidones. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Niños juegan entre los escombros en Pamandzi, Mayotte, el 17 de diciembre de 2024. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Una pareja lleva un barco y pasa junto a decenas de barcos averiados en Dzaoudzi, Mayotte, el 17 de diciembre de 2024. (DIMITAR DILKOFF / AFP)

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Los daños causados ​​por el ciclón en la ciudad de Mamoudzou son visibles desde el mar, el 18 de diciembre de 2024. (LUDOVIC MARÍN / AFP)

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