Las familias de los desaparecidos o asesinados durante la “guerra sucia” librada entre 1960 y 1990 en México para sofocar cualquier oposición al gobierno autoritario en el poder están instando a la nueva presidenta del país, Claudia Sheinbaum, a “poner fin a la impunidad”.
Publicado a las 12:00 a.m.
Lo que necesitas saber
- En agosto, una comisión de investigación publicó un informe exhaustivo sobre los abusos cometidos por el ejército mexicano entre 1965 y 1990 para contrarrestar cualquier desafío al gobierno autoritario vigente;
- Las familias de las víctimas de la “guerra sucia” de México esperan que la nueva presidenta del país, Claudia Sheinbaum, ponga fin a la impunidad garantizando que los responsables de los abusos que aún están vivos sean investigados en buena y debida forma;
- Estas investigaciones podrían revelar nuevos detalles sobre los “vuelos de la muerte” realizados para desaparecer a cientos de disidentes.
Se acaba el tiempo, afirman las familias de las víctimas, para llevar ante la justicia a los militares responsables de los peores abusos ocurridos durante este período, incluidos los autores de los “vuelos de la muerte” que costaron la vida a cientos de disidentes arrojados al aire y al mar. desde el aire.
Una comisión de “verdad y justicia” dio a conocer en agosto un extenso informe que identificaba a cientos de personas para ser investigadas, pero Ma mí Sheinbaum aún no ha indicado qué seguimiento piensa dar, lamenta César Contreras León.
“Su silencio se está volviendo preocupante. Sobre todo porque es urgente actuar antes de que sea demasiado tarde”, señala este abogado mexicano adscrito al Centro Prodh, que representa a muchas familias de víctimas.
“Muchos mexicanos piensan que los responsables de los abusos están muertos, pero no es así. Los soldados fueron reclutados cuando eran jóvenes y muchos todavía están vivos y coleando. Algunos siguen ocupando cargos públicos, incluso en el sector de la seguridad”, afirma.
Ningún oficial del ejército ha sido condenado judicialmente en relación con la “guerra sucia”, señala el abogado, que explica la situación en particular por la obstrucción practicada por sus dirigentes.
Al anunciar las conclusiones de la comisión, uno de sus líderes, David Fernández Dávalos, deploró que los documentos de archivo hubieran sido alterados o destruidos, complicando la tarea de los investigadores.
Silenciar la disidencia
Llamadas al predecesor de Ma mí Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador, para obligar al ejército a cooperar han quedado sin acción, aunque el político, afín a los movimientos de izquierda reprimidos durante la “guerra sucia”, está en el origen de la comisión histórica.
Tyler Mattiace, analista de Human Rights Watch, indica que la actitud ambigua del ex jefe de Estado refleja en parte la importancia de los vínculos que su gobierno mantuvo con el ejército y las responsabilidades que le fueron confiadas en el marco de la lucha contra cárteles de la droga.
“Quizás también haya un elemento de ingenuidad”, subraya Mattiace, señalando que el Jefe de Estado ha tendido a defender la idea de que los métodos utilizados durante la “guerra sucia” ya no son los actuales, un punto de vista de. opinión cuestionada por las organizaciones de derechos humanos.
No obstante, el informe de la comisión arrojó luz sobre una serie de abusos graves cometidos por los militares, que utilizaron, con el respaldo del Estado, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas para silenciar la disidencia.
Se ha comunicado al público información importante sobre los “vuelos de la muerte”, considerados durante mucho tiempo un simple “rumor” entre la población mexicana, señala César Contreras León.
Varios documentos han demostrado que el ejército mató a cientos de disidentes en los años 1970 antes de arrojarlos al mar desde el aire para hacer desaparecer sus cuerpos.
Según un ex miembro de la policía militar, los detenidos fueron llevados a una base aérea militar cerca de Acapulco y ejecutados sumariamente con un tiro en la nuca antes de ser colocados en bolsas cargadas con piedras para arrojarlas al Océano Pacífico.
El testigo afirmó que de esta manera se exterminó a unas 1.500 personas y que cada noche se podrían realizar tres o cuatro vuelos para deshacerse de los cadáveres. Dijo que algunas personas “aún estaban vivas” antes de ser arrojadas al mar.
“Un gran shock”
La comisión también informó sobre una lista, obtenida por un periodista, que contenía los nombres de 183 víctimas de los “vuelos de la muerte”. El documento, transmitido por un desertor del ejército a un activista a principios de la década de 2000 antes de ser descartado por razones inciertas, generó revuelo en México.
Muchas familias que llevaban décadas esperando saber qué pasó con un ser querido desaparecido experimentaron “un gran shock” cuando vieron su nombre en el documento.
La información que contiene no es fácil de confirmar aunque varios detalles sugieren que es creíble, señala César Contreras León.
A muchas familias les llevará tiempo asimilar lo que hay allí. De cualquier manera, esto sólo puede ser un punto de partida, no es el final.
César Contreras León, avocat
El informe final de la comisión identificó a casi 600 personas que podrían ser investigadas por abusos durante la “guerra sucia”. Sin embargo, no se sabe cuántos de ellos están vivos.
“A medida que investiguemos a los responsables, saldrá más información. Los militares que participaron en los abusos tienen el deber de denunciar mientras puedan”, concluye César Contreras León.
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