Llegaremos en unos días al momento de la evaluación de 2024.
¿Qué recordar?
La victoria de Donald Trump obviamente marcó el año. No fue un accidente electoral. Más bien, señala un cambio de tiempos. Aquellos que todavía lo maldicen ahora deberían entenderlo.
Triunfo
Contra la oligarquía mediática, académica y tecnocrática, ganó Trump.
Pero a diferencia de su victoria en 2016, que sorprendió a todos, esta vez está dispuesto a ejercer el poder, para bien o para mal.
La victoria de 2016 fue la del populismo de oposición, la de 2024 es la del populismo de gobierno, que también se puede llamar nacionalconservadurismo.
En otras partes de Occidente también están avanzando ideas populistas o nacionalconservadoras.
Las sociedades tienden a adoptarlos o al menos a darles una oportunidad, tras el desastre causado por el progresismo globalista y tecnocrático durante los últimos 30 años.
La crisis de las finanzas públicas está golpeando duramente a las empresas que creían que podían endeudarse sin pagar el precio.
Hoy, el socialismo enmascarado que llamamos “estado de bienestar” y que dice ser “justicia social” está colapsando o está a punto de colapsar. El complejo institucional que combina los intereses de la burocracia y los de los diversos lobbies que viven del dinero público ha vampirizado las fuerzas productivas hasta el delirio. El robo fiscal es necesario en todas partes.
Actualmente Argentina busca salir de allí. Caricaturizada por primera vez, Milei incluso se convierte en fuente de inspiración para algunos.
¿Se hará cargo el Canadá de Poilievre?
Asimismo, la apertura irreflexiva de las fronteras ha provocado una avalancha migratoria que está provocando en todas partes una catástrofe identitaria, de seguridad y financiera.
¿Europa seguirá siendo europea dentro de 50 años? También podríamos preguntarnos si Quebec seguirá siendo quebequense dentro de 20 años.
La revolución del despertar, que combina delirio y fanatismo, también está siendo cuestionada en todas partes.
Ciertamente, el wokismo sigue siendo la ideología de referencia de las clases dominantes, que siempre buscan imponerlo al pueblo, pero éste ya no puede soportar la obsesión racialista promovida por la oligarquía globalizada y ya no quiere pretender creer que es suficiente. que un hombre piense que es una mujer que de repente se convierta en una.
Incluso los escandinavos empiezan a dudar.
Europa
En el Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Italia, Francia, las ideas populistas y conservadoras están progresando. Pero el sistema se defiende violentamente.
Sus medidas represivas son numerosas: censura en nombre de la lucha contra el “discurso de odio” y la “desinformación”, disolución de grupos militantes y alianzas electorales antinaturales para bloquear la llegada al poder de los populistas, como hemos visto en Francia, e incluso, como Recientemente hemos visto de forma sorprendente la cancelación de elecciones cuyos resultados nos desagradan con falsos pretextos, como hemos visto de forma desconcertante en Rumanía.
La clase dominante se aferra a sus privilegios tanto como puede.
Pero es posible que el año 2024 haya marcado el comienzo de la caída de la tecnoestructura occidental.
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