La bandera tricolor ondea sobre Damasco. Por primera vez en doce años, Francia envió el martes 17 de diciembre una misión diplomática a Siria con el objetivo de reunirse con las autoridades de transición en el poder. Desde la caída de Bashar al-Assad, Diplomáticos y líderes occidentales desfilan en la capital siria. Estados Unidos, Naciones Unidas (ONU), Alemania… A pesar de cierta desconfianza hacia los islamistas, todos quieren hablar con los nuevos líderes de Siria. Estos últimos intentan tranquilizarse sobre su capacidad para apaciguar a un país devastado por trece años de guerra civil.
Abu Mohammed al Joulani, líder de la coalición gobernante, está intensificando sus gestos hacia Occidente. El fundador del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que lideró la ofensiva, cambió su uniforme militar por un traje bien hecho y su nombre de guerra por el de su nacimiento, Ahmed al-Charaa.
Esta apariencia más suave va acompañada de mensajes unificadores en un país cosmopolita. “Siria debe permanecer unida y debe haber un contrato social entre el Estado y todas las religiones para garantizar la justicia social”afirmó el lunes, mientras que las minorías kurda, alauita y cristiana expresaron su temor ante la llegada al poder de rebeldes proturcos e islamistas de fe sunita.
Esta declaración está en consonancia con las demandas occidentales. La misión francesa advirtió que París estaría atenta a “la protección de los civiles, en particular de las minorías étnicas y religiosas” y a “una transición política pacífica (…) que respete los derechos de todos los sirios, incluidas las mujeres”. Ya durante su ofensiva, HTS había denunciado “las acciones de la organización Estado Islámico [EI] contra los kurdos, incluida la esclavitud de las mujeres” en un comunicado de prensa traducido por el periodista Wassim Nasr, especialista en movimientos yihadistas.
Con esta formulación, HTS ha matado tres pájaros de un tiro, mientras la comunidad internacional insiste en la importancia de que el grupo yihadista no se reconstruya en Siria. “Es todo un catálogo que cumple con los criterios definidos por varios países para establecer relaciones normales con la nueva potencia”observa Denis Bauchard, asesor para Oriente Medio del Instituto Francés de Relaciones Internacionales.
En la provincia de Idlib, donde se creó HTS antes de la caída del régimen, “Nos deshicimos de los restos de ISIS que todavía estaban en esta región”se jactó Muhammad al-Asmar, ministro de Información del gobierno autoproclamado, a franceinfo. Las cárceles de la ciudad estaban “lleno de simpatizantes” del EI, confirmó a franceinfo el periodista Wassim Nasr.
Los nuevos líderes sirios también están a favor de una transición democrática. El Primer Ministro, Mohammed al-Bashir, recalcó así en una entrevista con Corriere della Sera oye no te quedes en tu puesto “sólo hasta marzo de 2025”. Riad Assaad, uno de los líderes rebeldes, habló con la AFP sobre la importancia de establecer un “Justicia transicional para que no haya actos de venganza” hacia los miembros del régimen de Bashar al-Assad, a quienes quiere que sean juzgados por crímenes ocurridos durante la guerra civil.
“Las nuevas autoridades buscan legitimidad, reconocimiento, para establecer su poder”.
Denis Baucharden franciainfo
Al suavizar su imagen, HTS espera verse eliminado de la lista de organizaciones terroristas elaborada por varios países, entre ellos Estados Unidos. Parte del movimiento estaba afiliado a Al-Qaeda, antes de que Ahmed al-Charaa rompiera los vínculos en 2016 en un intento (ya) de normalización. Debido a este estado, “Están sujetos a tres medidas sancionadoras: la congelación de activos, la prohibición de viajar y el embargo de armas”detalla Kiho Cha, especialista en políticas de la ONU.
Este cambio facilitaría, por tanto, el levantamiento de las sanciones occidentales contra Damasco, adoptadas inicialmente en respuesta a la represión de los manifestantes por parte del régimen de Bashar al-Assad. Oficialmente, no se refieren a la ayuda humanitaria. Pero “ninguna empresa o banco se atreve a exportar medicamentos o equipamiento hospitalario a Siria, por miedo a provocar la ira de Washington”explicó France Culture en 2020.
A pesar de estas señales positivas, la comunidad internacional desconfía de la sinceridad de Ahmed al-Charaa y sus hombres. Tom Fletcher, jefe humanitario de la ONU, habló sobre “momento de cautelosa esperanza en Siria” después de su reunión con el jefe de HTS. Bayram Balci, investigador del Centro Internacional de Investigación Sciences Po de París, cree que “Este tipo de gobierno no tiene un plan estructurado.“. “Ya no hay ejército, el país está destruido, la sociedad está cansada, las comunidades agotadas… De todos modos no tienen los medios para imponer sus estándares radicales”.
“[Les autorités de transition] Necesitamos de todos para reconstruir el país”.
Bayram Balcien franciainfo
Además, “Prácticamente no hubo abusos durante la ofensiva. No tenían ánimo de venganza”.dice el investigador. El hecho es que desde la caída de Bashar al-Assad, “Los grupos armados suníes no afiliados a HTS comenzaron a aprovechar el vacío de poder local (…) para matar o secuestrar a miembros de minorías y saquear sus propiedades”afirma la ONG International Crisis Group.
Por no hablar de las tensiones en el norte del país entre fuerzas kurdas y grupos pro-turcos, contenidas por una frágil tregua bajo los auspicios de Washington. Todo el desafío para HTS será “demostrar su capacidad para mantener el orden y frenar la violencia”continúa la ONG.
Grandes dudas también surgieron sobre el respeto a las mujeres tras la difusión de un vídeo de la actriz siria Iliana Saad en las redes sociales. Ella cuenta cómo un islamista de HTS la detuvo en un control de carretera mientras caminaba con una amiga. “Eres demasiado libresupuestamente le dijo el hombre. Estáis en un Estado islámico, las mujeres sólo pueden salir acompañadas de sus hermanos o de sus maridos”.. Otro vídeo de Ahmed al-Charaa en el que pedía a una mujer que se cubriera la cabeza al tomar una fotografía también provocó indignación.
“Por un lado, HTS busca parecer abierto, accesible y moderadamente progresista para ganarse el apoyo de una mayor parte de la población.expone en X Mina al-Lami, corresponsal de la BBC especializada en grupos yihadistas. “Por otro lado, debe apaciguar a los intransigentes que exigen una estricta adhesión a los valores islámicos conservadores”. Después de las palabras, “Serán juzgados por sus acciones”concluye Denis Bauchard.
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